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Miguel Ángel Rodríguez Caveda

Al otro lado del Atlántico

El loco que sabía usar los medios

El presidente de Venezuela Hugo Chávez puede ser calificado de múltiples maneras. A gran parte de la población lo primero que le viene a la mente al hablar de semejante personaje es la palabra “loco”. Otros le asocian más con términos como “estafador” o “tramposo”. Algunos incluso utilizan el vocablo “asesino”. Y no son pocos los que se decantan por “bufón”. Pero en lo que todos coinciden es en que el dictador encubierto, a pesar de sus incontables defectos, hace una cosa muy bien: utilizar el poder de los medios en su beneficio.

No es que Chávez sea el precursor de una práctica de este calibre. Él no es tan inteligente. Pero al César lo que es del César: ha sabido imitar a los maestros. Tiempo atrás, grandes genios de la propaganda como el hitleriano Goebbels o el propio Fidel Castro -más que probable objeto de los sueños húmedos de Chávez- hicieron uso de los medios de comunicación como arma eficaz para calmar, coaccionar y convencer a las masas. Décadas después, el discípulo torpe que logró alcanzar la presidencia les sigue los pasos. Salvando, claro, las distancias que existen entre Chávez, un hombre de coeficiente mental poco generoso, con sus precursores, poseedores de mentes malvadas pero muy brillantes.

El de Sabaneta ya tenía su programa dominical de televisión y radio “Aló Presidente”, así como sus “Líneas de Chávez”, que son publicadas periódicamente en la prensa escrita oficialista. Aparte de ello, en sus once años al frente de una -cada vez más- desahuciada Venezuela ha hecho repetido uso de las denominadas “cadenas” que obligan a que la señal de la estatal VTV (Venezolana de Televisión) sea repetida por todas las emisoras de radio y televisión del país, sean públicas o privadas. En estas “cadenas” el mandatario se enfrasca en discursos kilométricos al estilo de su musa Fidel, aunque con mucho menos brillo. Los medios que en años pasados osaron negarse a emitir dicha señal han sido, con el tiempo, cerrados. Y ahora viene la última: el circense gobernante ha creado el programa de radio “Chávez de repente” que, como su nombre indica, será emitido cuando a él le venga en gana. Todo un ejemplo de cómo aprovecharse del “cuarto poder”.

El problema para Venezuela y los venezolanos (aparte del ya evidente de tener a un mamarracho en el poder) es que, con tanto programa de radio y televisión, al de la boina roja se le olvida que tiene que gobernar un país. Tanta dedicación para atacar a Estados Unidos, denunciar conspiraciones inexistentes, escapar a intentos de asesinato imaginarios y librar “batallas mediáticas contra los medios de la oligarquía” no le dejan tiempo para sacar el país adelante. Y es una pena. Porque Venezuela tiene los recursos y el potencial de ser grande, de ser importante y reclamar su papel en el mundo moderno. No sólo por el petróleo –que también- sino por la calidad de ciudadanos que congrega. Gente trabajadora, entregada y que, sin embargo, se deja engañar. De momento al “loco” le va saliendo bien la jugada.

www.miguelangelrodriguez.net

Sobre el autor

El periodista asturiano Miguel Ángel Rodríguez Caveda analiza la actualidad de España vista desde Estados Unidos


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