El “Vecino XXX” español
Hace alrededor de dos años fui nominado por un reportaje de investigación llamado “Vecino XXX”. En él descubría una red de pornografía y prostitución masculina en un barrio de Miami. En una casa de una zona residencial, a la vista de los niños y de quien pasase por delante, se celebraban multitudinarias orgías entre hombres negros y latinos. Éstas eran transmitidas en directo a través de internet a todo el que quisiera pagar por verlo. Una especie de “Gran Hermano”, pero en este caso sin las mujeres. Ni el edredón.
Aunque aquel negocio cerró sus puertas tras el reportaje, se ve que la idea sigue funcionando fuera de las fronteras estadounidenses. Nuestra Policía Nacional desarticulaba esta semana una red de explotación sexual masculina, arrestando a 14 personas. Al parecer traían a los hombres desde Brasil, ofreciéndoles unas condiciones de trabajo que nada tenían que ver con la realidad. Todo era coordinado por un cabecilla que residía en Palma de Mallorca, donde se llevaron a cabo ocho de las detenciones.
El sistema de funcionamiento de esta red era similar a la citada de Miami. Suministraban cocaína, “poppers” y Viagra a los jóvenes para que pudieran “trabajar” las 24 horas del día. La diferencia es que aquí, en lugar de verlo a través de la pantalla del ordenador, los clientes iban en persona para conocer a los chicos a fondo. Y nunca mejor dicho.
La noticia ha llamado la atención por tratarse de trata de hombres, ya que un 85% de la prostitución en España se centra en mujeres y niños. Pero este tipo de organizaciones prolifera en todo el mundo y, cada vez más, en la geografía española. Según la periodista mexicana Lydia Cacho, en nuestro país la prostitución forzada da a las mafias unos 18.000 millones al año.
Quizá sea el momento de pensar en legalizar el oficio más antiguo del mundo y matar así dos pájaros de un tiro. Por un lado eliminamos a las mafias. Y por otro, salvamos el déficit del Estado.