Hoy ha sido un día tranquilo. En la base mientras el viento aumentaba y amainaba anárquicamente. Hemos visitado la lancha que mañana nos llevará hasta el Bransfield en la primera incursión fuera de nuestra bahía. La lancha parece una buena plataforma para desarrollar oceanografía más profunda y conocer las condiciones del océano que rodea nuestra bahía. Esperemos que mañana Eolo se porte bien y podamos hacer los dos trabajos que tenemos agendados. Después de estar aquí unos días casi se me olvida donde estamos. Al final te acostumbras a lo que te rodea. Hasta que estampas como la de hoy me recuerdan lo afortunado que soy. Llegar a la playa y ver unos 50 o 100 pingüinos barbijo disfrutando de una soleada tarde, no es algo fácil de ver. Hay que venir al fin del mundo para disfrutarla, y aunque haya que pagar algún peaje, a modo de penurias o frío, merece la pena.
Suena de fondo ¨What a Wonderful World¨ de Louis Amstrong.