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Adrián Ausín

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Limonero

En esta vida hay que estar bien organizado. Si estás en tu terruño en plan fiesta y un amigo te pide un gintonic imagina el marrón si te faltan limones… Quedas fatal. Y el afectado igual toma represalias y empieza a hablar mal de ti. Veamos en cambio esta otra situación: “Oye, ¿dónde tienes limones para el gintonic?”. Y tú, sereno, replicas: Orson, por favor, coge un limón del limonero para el invitado. Y Orson, guantes blancos y metronoventa, se dirige al limonero presto a tomar un cítrico. Esto es perfecto, el sueño de todo hombre.

Así que me puse manos a la obra. Hace cinco años planté un limonero de esos de vivero, de 24 euros, que vienen muy guapos, ya con tres limoninos que parecen de postal. Nada. Primero se cayeron los limones y luego secó el árbol. Y lo mismo me pasó con un mandarino, también de postal, que acabó más seco que la mojama. Tan fininos, tan pequeños, parecen demasiado debiluchos. La solución vino de mano de un buen amigo. Su abuela regalaba un limonero que tenía en una gran terraza, en El Llano. Allí nos fuimos en septiembre a ‘darle el palo’. Era un limonero aún en maceta, pero con un tronco curioso y muy frondoso. Sólo tenía un problema, lamentaba la buena señora: no daba limones.

Nos llevamos el limonero a mi terruño. Y allí quedó unos meses, en maceta, aclimatándose. Esta semana, tras habilitarle un rincón privilegiado, recogido, sin viento, me decidí al fin a plantarlo. Qué gusto cuando plantas: eso de cavar, sacar un buen terrón de tierra, meter el arbolín, asentarlo bien, echarle un poco de ‘triple 15’ (vitaminas) y regarlo… Es algo que te deja de buen humor para todo el día. Lo planté el martes. Le di mis bendiciones. Y ahora espero el milagro de los panes y los peces. O sea, que dé limones.

Según cuentan los expertos, hay tres formas de que un limonero se suelte a dar limones: ponerlo a lado de otro limonero, haciendo un injerto y rezando. Empecé por la primera, pero con una variante; al tenerlo en maceta, lo arrimé a un naranjo en flor (por aquello de que son primos hermanos) y la verdad no noté nada. Creo que no hubo pasión. Ahora, una vez plantado, a unos cinco metros del naranjo, barajo la opción del injerto. Pero claro, no lo hice nunca. Quizá sea el momento de recurrir a la sabiduría del suegru y prometerle, en caso de providencial intervención, el primer gintonic de Orson con una rodaja de limón made-in-arroes.

Salud.

Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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