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Adrián Ausín

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El sidrero solitario

Son las 9.30 de la mañana. Hay dos grados y cielo azul. En este Martes de Carnaval me voy a disfrazar de llagarero. Ayer lo dejé todo listo. Había cuatro grados y cielo azul cuando llegué al prao. Estaba blanco de la helada y presentaba un aspecto estático. Sólo se movía algún pájaro. Abrí puertas y ventanas, saqué ochenta botellas y limpié una a una con un cepillo especial. Luego las dejé en las cajas bocabajo para que hoy estén bien secas. Hice lo propio con el artilugio que recepciona la sidra de la barrica y la divide en cuatro caños para ir de cuatro en cuatro botellas. Como suele ocurrir, salieron arañas por todas partes. De una caja de sidra, cuatro hermosos ejemplares que se piraron por patas. Del artilugio, una feliz pareja con sus huevos de seda banca ya desperdigados por los rincones. Todas debieron hacer las maletas a la voz de ya. Cuando había terminado la tarea, dejé una perola con agua para calentarla hoy nada más llegar y tirar los corchos comprados en la Cooperativa. Así entran mejor en la botella. El ponecorchos lo dejé donde estaba. Sus arañas tienen de plazo hasta hoy para desalojar. Con todo listo, me fui hasta el Muro a respirar un poco de ozono. En el Tostaderu había un puñado de adoradores de Ra en traje de baño, bien arrimados a la pared, aspirando como libélulas las débiles energías solares. El mar estaba espectacular.

Hoy toca embotellar. No me pondré la montera picona, pues carezco de público. Así que puedo vestirme de persona mundana y tirar pal prau. Sólo tengo 50 litros para convertir en deliciosa sidra embotellada. Los otros 50 del segundo tonel se desparramaron por el suelo mientras viajaba por Nueva Inglaterra allá por el mes de noviembre. A la vuelta, me dijo mi cuñado: Tengo una pequeña mala noticia. Se te cayó un tonel al suelo, reventó el grifo y se perdió la sidra. Una de las cajas sobre las que estaba apoyado cedió y la cosa se fue al traste. Bueno. Más se perdió en Cuba. Este verano habrá 70 u 80 botellas de sidra natural autóctona y cuando se acaben tiraremos del llagar Frutos, que está cercano y da calidad. En Gijón hay aires de carnaval. Pero yo, un poco vieyu para esas lides (y bien que la armé años ha), me disfrazaré de sidrero solitario por unas horas. La tarea dará sus frutos y el líquido elemento más gijonés que catarse pueda estará listo para la ingesta. ¡Salud!

Temas

Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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