Hemos planteado el título en forma de pregunta porque la respuesta es tan clara como un simple sí. Toda nuestra vida está marcada por la existencia de normas jurídicas en todas nuestras actividades sin que apenas nos demos cuenta: cuando encendemos la luz por la mañana y hacemos uso de un contrato con la compañía eléctrica, cuando bajamos en ascensor y salimos por las zonas comunes de nuestra comunidad de propietarios, cuando pedimos una barra de pan en la tienda habitual y formalizamos así un contrato de compraventa… Podríamos continuar poniendo ejemplos similares hasta desgranar casi todos los actos de nuestra vida. Pero las normas jurídicas no solo regulan contratos, vivienda, matrimonio, trabajo… también tocan nuestras actividades de ocio y deportivas. Apuntarse a una carrera popular no se libra de esta conclusión.
Correr puede vincularse a numerosos aspectos que están regulados pero hoy vamos a centrar nuestra atención a esas carreras que, cada vez con mayor frecuencia y con mayor participación, llenan las calles de nuestras ciudades algunos sábados y domingos. En ocasiones están organizadas por grupos o clubes deportivos, en otras por alguna administración, pero, sea quien sea quien lo organice y sea cuál sea la importancia de la prueba, cuentan con un elemento común: un reglamento que regula todo su desarrollo.
Es muy probable que nos inscribamos sin más sin leernos este reglamento pero eso no quiere decir que no exista y que no nos resulte de aplicación. En él se establecen las normas básicas de la prueba: horario y lugar de recogida de dorsales, hora de salida, recorrido, tiempo máximo para realizarla, uso del chip, razones por las que nos pueden descalificar, premios y categorías… En la medida en que la prueba es más importante o cuenta con una mayor participación, esas normas son más amplias y concretan más aspectos.
Es importante no olvidarlas y echarles un vistazo, en el momento de la inscripción y antes de la prueba, para evitar sorpresas desagradables ya que desde que formalizamos esa inscripción estamos declarando conocerlas y someternos a ellas. De este modo durante la carrera solo pensamos en correr, evitamos malentendidos y disfrutamos de ese momento que, al fin y al cabo, no deja de ser lo más importante.
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