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Luis Arias Argüelles-Meres

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1914: El año de las grandes efemérides

«Cuando en el fondo de los hogares se nombre a los muertos y se rece por ellos, cada boca tendrá un relato distinto, y serán cientos de miles los relatos, expresión de otras tantas visiones, que al cabo habrán de resumirse en una visión, cifra de todas. Desaparecerá entonces la pobre mirada del soldado, para crear la visión colectiva, la visión de todo el pueblo» (Valle-Inclán).

 

Al cisne modernista le torcerían el cuello. Al arte tradicional, lo deshumanizarían. A Ortega, según Madariaga, se le volvería loca la modelo, es decir, Europa. Con el estallido de la Primera Guerra mundial, el siglo XX comenzaría a llorar en su cuna, y la criatura tuvo una vida muy, pero que muy violenta. Porque el siglo XX no arrancó hasta las vanguardias que sepultaron al XIX.

Y, como el año que ya llama a la puerta, está  destinado a  ser el de las grandes efemérides centenarias, procede que, a modo de recordatorio, demos  algunas pinceladas.

A propósito del estallido de la 1ª Guerra Mundial, entre las muchas cosas olvidadas de lo que aquello, culturalmente hablando,  supuso para España, conviene recordar que hubo destacados intelectuales, como Azaña y Valle- Inclán, que ejercieron como corresponsales de guerra para destacados periódicos de entonces. Las palabras de Valle que encabezan este artículo las escribió como corresponsal de guerra. Esta tarea la ejerció también uno de los asturianos más destacados del siglo XX, el veiguense Augusto Barcia Trilles, diputado republicano  y ministro con Azaña, único asturiano que presidió, aunque sólo durante 24 horas, un Gobierno español, concretamente, en mayo de 1936.

La intelectualidad española era, salvo alguna excepción muy rara, aliadófila. Pues veían en Inglaterra y Francia los baluartes de la modernidad y la democracia que querían traer a nuestro país. Ser aliadófilo en 1914 significaba apostar por el fin del aislamiento español. Azaña lo dijo muy claro hablando contra lo que don Manuel definió como “germanofilia”: “¿A qué reduciríamos la España presente y futura si extirpáramos de ella esa raíz por la cual nos unimos al tronco de la civilización, raíz por la que absorbemos, como savia común, las angustias y  los goces, las aspiraciones y los sinsabores de que participa el género humano? La reduciríamos a un catálogo de cosas pintorescas, peculiares, típicas, sin valor general  porque habríamos ahogado la llama interna”. Esto es, adiós al casticismo.

A propósito de la vida cultural española y asturiana, Julián Marías dejó escrito en su biografía sobre Ortega que 1914 fue el año que en su maestro “se dio de alta en la vida pública”. Es el año en el que publica su primer libro, Meditaciones del Quijote, en el que pronuncia su famosa conferencia Vieja y nueva política en el madrileño Teatro  de la Comedia. Y será en el verano del 14 cuando visite Asturias y entre en contacto con Fernando Vela, que se convertiría en su hombre de máxima confianza, hasta el extremo de que es una figura clave en la creación y en la andadura del más importante proyecto cultural de Ortega, esto es, la Revista de Occidente.

A resultas de aquella visita a Asturias en el verano del 14, Ortega publicaría en El Espectador su ensayo sobre nuestra tierra, certero y hermoso a la hora de describir nuestro paisaje, donde se encuentra además la definición más perfecta que conozco acerca de nuestros hórreos: “Menudo templo, tosco, arcaico, de una religión muy vieja, donde lo fuera todo el Dios que asegura las cosechas”.

Apuntemos, también a propósito de Ortega, que el filósofo militó durante un tiempo en el Partido Reformista de Melquíades Álvarez y que Asturias fue la región española donde el autor de La Rebelión de las Masas tuvo más discípulos.

2014 será un año de grandes efemérides en España y en Asturias. Toca, pues, recordar y rescatar mucho de lo sucedido hace cien años. Tomado en serio, nos resultaría muy, pero que muy provechoso. Y es que, como dijo, Burckhardt, «la Historia es el registro de lo que un período encuentra digno de mención en otro»

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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