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Luis Arias Argüelles-Meres

Desde el Bajo Narcea

Julio Cortázar: Lo lúdico y lo trágico

De lo mucho que se está escribiendo acerca de Julio Cortázar por sus efemérides, lo que menos me interesa, por abrumador y repetitivo, son los clichés academicistas, al tiempo que se soslaya la experiencia lectora de muchos de los que se ocupan de su obra desgranando topicazos que, en no pocos casos, no pasan de ser el copia y pega de enciclopedias virtuales. Y es que, si para algo sirve una conmemoración de un gigante de las letras como es el caso, tendría que ser para cursar invitaciones irrechazables a su lectura. A propósito de esto, entre lo mucho que hay de fascinante en la obra de Cortázar, se encuentra el hecho de que estamos hablando de una de las cimas de un género como el relato que, en su caso, incurre en algo tan revolucionario como es romper en no pequeña parte con la tradición del género.

Me explico: rompe esa tradición en tanto en cuanto la mayor parte de los protagonistas de su relatos son personajes que sólo tienen cabida en el mundo contemporáneo, personajes en los que habitan a un tiempo, el desasosiego de Pessoa y, también, esa parte del día (o de la noche) en la que dejan de ser ciudadanos convencionales y comparecen ante el lector mostrando su lado oscuro, su soledad, las sombras que los apoderan. Narrativa de espejo oscuro, de dramática soledad, mosaico de seres vulnerables, a veces, entrañablemente vulnerables. Desarraigo, soledad, angustia, ruptura social. Y todo ello bajo el marco de un juego literario, bajo la arquitectura de un dominio magistral de eso que a lo que llamamos nuevas técnicas narrativas.

Los grandes ismos que en el siglo XX han sido, sobre todo, el existencialismo y el estructuralismo, entrando de lleno en el mundo literario, en el submundo cortazariano que tanto debe a Borges, sin que ello suponga demérito alguno en el autor que nos ocupa.

La literatura es en Cortázar juego y compromiso. De lo primero hizo una obra maestra como es ‘Rayuela’. No olvidemos con respecto a su gran novela, estas palabras del propio Cortázar: «Se trata de expresar en términos de novela lo que otros, los filósofos, se plantean en términos metafísicos. Es decir, las grandes interrogantes». Pero resulta que esas grandes interrogantes se plantean dentro de un juego literario. Así pues, como dirían los cursis actuales, el cambio de formato es notorio y notable. De lo segundo, repitió con acierto a lo largo de su vida que el imperativo irrenunciable de la ficción literaria es la obra bien hecha, puesto que, de buenas intenciones y de moralinas, hay un enorme listado de obras que no alcanzaron la más mínima exigencia estética. Y esto no lo formula un escritor aséptico, sino un literato comprometido con una ideología inequívocamente de izquierdas. Así las cosas, lo lúdico y lo trágico que coexisten y transcienden en una misma obra.

La angustia que nos habita en los protagonistas de ‘Casa tomada’, que lo van perdiendo, simbólica y realmente, todo. Universo narrativo poblado por perdedores que comparecen con su lado oscuro y –¡ay!– también mágico.

Esa irrechazable invitación a la lectura de Cortázar es lo que toca hacer. Todo lo demás son topicazos que colisionan con el talento y la genialidad del autor que nos ocupa

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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