¡Qué grandiosa es su despedida de esta Legislatura, don Javier, apostando de boquilla por el futuro del medio rural al tiempo que el Gobierno por usted presidido solemniza su negativa a que en Degaña se pueda impartir el bachillerato! ¡Qué paradójico resulta su frontal rechazo a que lo consideren miembro de la llamada casta política, al tiempo que, en estos tres años de Gobierno, aplicó a rajatabla la tijera de Rajoy en el ámbito sanitario y educativo, pero no tuvo a bien hacer lo propio con la mal llamada clase política, esto es, que sobren docentes y profesionales de la medicina, pero no diputados llariegos!

Siempre nos quedará Degaña, señor Fernández. ¿Cómo puede usted tener cuajo suficiente para afirmar que se propone combatir el despoblamiento en el medio rural al tiempo que condena a los pocos adolescentes que quedan en Degaña a dejar de residir con sus familias si optan por estudiar bachillerato? ¿La izquierda era esto, don Javier? ¿Dónde y cómo quedan sus soflamas tan favorables a los derechos de la población rural  y a la enseñanza pública?

Siempre nos quedará Degaña, digo. No se acepta la petición de que se imparta el bachillerato en Degaña aduciendo para ello el reducido número del alumnado. ¿Cómo explicarnos entonces la cantinela de que ustedes velan por el derecho de las familias a decidir sobre la formación educativa de sus hijos? ¿Se tomaron ustedes, por ventura, la molestia de averiguar el número de adolescentes de Degaña que no podrán cursar bachillerato por el lamentable hecho de que sus familias no puedan afrontar los gastos que supondría costear la estancia de sus hijos fuera de casa y del concejo?. Pero, eso sí, seguirá usted declarándose, sin empacho alguno, de izquierdas. Si esto no supone una desfachatez, que resucite Pablo Iglesias (el fundador de su partido) y nos lo diga.

Como ya le recordé en alguna ocasión, comenzó usted su periodo como Presidente de Asturias obsesionado con el independentismo catalán y lo cierra reclamándose de izquierdas y apostando por sectores como el medio rural que llevan décadas sufriendo abandonos imperdonables por parte de todas las Administraciones.

Con esta negativa a que pueda cursarse el bachillerato en Degaña  no sólo incurre usted  en contradicciones de bulto, sino que con ello demuestra la manifiesta insostenibilidad de su discurso: finaliza su etapa de Gobierno asestando mazazos al medio rural y a la enseñanza pública.

¿Hasta cuándo, hasta dónde y hasta qué extremo piensa seguir usted contradiciéndose?