“Y nuestros partidos de Gobierno no son más que unas cuantas familias que viven acampadas sobre el país, presidiendo esta orgía, trasmitiéndose de generación en generación, de nulidad en nulidad, los grandes puestos, con una impudicia execrable, que toman en boca los nombres de patria, justicia y libertad para sostener la mentira sin que se quemen sus labios”. (Azaña).
¡Qué socorrido le resulta a la FSA erigirse en defensora a ultranza del sector público desde una supuesta ideología de izquierdas que aboga por la defensa de los derechos de los más desfavorecidos! ¡Y qué falaz es el contraste con la realidad! No es que en Asturias haya cada vez más docentes y más profesionales de la sanidad. No es que en Asturias aumente sin cesar el número de personas contratadas para atender los servicios públicos. No, las cosas no son así.
Pongamos un solo ejemplo entre varios: según leo en EL COMERCIO la contratación de profesorado interino irá a la baja para el curso académico que está a punto de comenzar.
Por otra parte, Podemos, para empezar a hablar sobre los próximos presupuestos, plantea, lógicamente, que los chiringuitos, con sus correspondientes nombramientos a dedo, constituyen un serio obstáculo para alcanzar acuerdos.
Sector público y chiringuitos. Ya que tanto se habla de transparencia, no estaría mal que se hiciese público el listado de todas las personas que, habiendo sido nombradas a dedo, cobran de erario público. No estaría mal que se explicasen las funciones de todos esos entramados que se conocen como “chiringuitos”, así como la cuantía de dinero que reciben de las arcas públicas.
Sector público y chiringuitos. Más de una vez me ocupé en mis artículos de los ayudantes de la Junta, cuyo número es muy parejo al de los parlamentarios. Sin ni siquiera poner en duda que los grupos parlamentarios pueden necesitar todo tipo de asesores, ¿no sería mucho más democrático y transparente que se accediese a esos cargos mediante un concurso-oposición? ¿No sería mucho más meritocrático?
Hasta ahora, se planteaba una dialéctica según la cual, los ataques del PP venían dados porque se trata de un partido poco amigo de lo público, lo cual es cierto, pero, escudándose en ello, la FSA vino ejerciendo una continua “dedocracia”.
Acaso haya llegado el momento de hablar claro sobre este asunto. No vale seguir esbozando un discurso de defensa de lo público, al tiempo que sobran docentes y profesionales de la sanidad, y siguen atrincherados tantos cargos nombrados a dedo.
¿Alguien mandará parar?