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Dámaso Escribano

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Los Omeprazoles

Los inhibidores de la bomba de protones (PPI, por sus siglas en inglés) son los medicamentos más eficaces que existen para el tratamiento del reflujo ácido crónico (enfermedad de reflujo gastroesofágico o ERGE) y de la úlcera péptica. Su funcionamiento consiste en bloquear la producción de ácido estomacal, puesto que mucha cantidad de éste puede provocar una sensación de ardor en el pecho o la garganta (acidez estomacal), además de brindar al tejido esofágico dañado la oportunidad de sanar.

Los inhibidores de la bomba de protones pueden presentarse con potencia de prescripción y de no prescripción. Lo más común es tomar estos medicamentos en forma de pastilla, una vez al día y normalmente alrededor de una hora antes del desayuno. Los inhibidores de la bomba de protones generalmente son seguros cuando se toman según las instrucciones, pero al igual que todos los medicamentos, también conllevan posibles riesgos.

El consumo a largo plazo de los inhibidores de la bomba de protones se ha vinculado con mayor riesgo de infecciones, tales como neumonía y un tipo de diarrea asociado a los antibióticos y producto de la bacteria Clostridium difficile (C. difficile). Sin embargo, no se ha comprobado si los inhibidores de la bomba de protones son los responsables directos de esto.

Un reciente estudio realizado por los médicos de Mayo Clinic descubrió que con el transcurso del tiempo, los inhibidores de la bomba de protones puede cambiar el ambiente intestinal porque reducen la diversidad de las bacterias inocuas (microbioma) que normalmente habitan en el intestino. Estas bacterias ayudan a digerir la comida, absorber las vitaminas y realizar otras funciones corporales sanas.

Perder la diversidad bacteriana puede facilitar la multiplicación de microbios menos favorables, como el  C. difficile, y provocar una infección. Cuando se toma antibióticos a menudo y también se requiere tratamiento para los síntomas de reflujo, recurrir a otro tipo de antiácido —como el antagonista de la histamina (H-2)— puede reducir el riesgo de diarrea. Conocer el historial de salud permitirá al médico tomar la mejor decisión respecto a la necesidad de administrar un inhibidor de la bomba de protones y durante cuánto tiempo.

La menor cantidad de ácido estomacal también puede hacer más difícil para el cuerpo absorber nutrientes como el magnesio, el hierro, la vitamina B12 y el calcio.

Las pruebas sugieren que entre los ancianos, existe una vinculación entre el consumo del inhibidor de la bomba de protones y mayor riesgo para fracturas óseas, aunque esto normalmente ocurre en quienes ya corren más riesgo debido a otras afecciones. En muchos casos, un suplemento puede permitir corregir las deficiencias nutritivas. (Adaptado de  Mayo Clinic Health Letter).

 

Un blog de Dámaso Escribano

Sobre el autor

Nací en Madrid en 1947 y ejercí profesionalmente como médico en Madrid, Hospital General de León , Instituto Nacional de Silicosis de Oviedo y Hospital de Jove en Gijón. Soy Doctor en Medicina, especialista en Medicina Interna y Neumologia, Master en Gestión Clínica por la Universidad de Oviedo, especialista en Medicina de Empresa. Durante la vida profesional he desarrollado práctica asistencial, docente y de gestión clínica, tengo múltiples publicaciones científicas editadas en libros y revistas de las especialidades médicas. En la actualidad estudio Antropología por la UNED y como afición soy librero de viejo librería online librosveaylea.com En el momento actual desempeño actividad privada en una consulta en Medicina Interna y Neumología, calle Aguado 29 ENTLO C Gijón. Teléfono 985 13 05 06 Vea y lea: libros seminuevos a precios viejos - Consulta médica del Dr. Dámaso Escribano


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