Como considerar la donación de manera rutinaria cuando muere un paciente.
España lidera el mundo en donaciones de órganos de personas fallecidas. La clave de su éxito radica, en parte, en el hecho de que se tiene en cuenta de manera rutinaria la donación de órganos cuando un paciente muere, como se destaca en un artículo publicado en el “American Journal of Transplantation” con información que puede ayudar a otros países a aprender del éxito del sistema español para hacer frente al problema mundial de escasez de órganos para trasplante.
En Estados Unidos, cerca de 120.000 personas necesitan un trasplante de órgano para salvar su vida y cada diez minutos se suma una persona más a la lista de espera de trasplante nacional. Debido a la escasez de órganos en Estados Unidos y en todo el mundo, muchas personas mueren o experimentan una mala calidad de vida mientras están en listas de espera de trasplante.
En 1989, el Ministerio de Sanidad español creó la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), un organismo técnico encargado de coordinar y supervisar las actividades de donación y trasplante en España. Se creó un modelo de coordinación de donaciones de fallecidos que hizo que el país evolucionara de 15 donantes por millón de habitantes a más de 30 por millón de habitantes en menos de una década.
El denominado modelo español se basa en la designación de profesionales apropiados (en su mayoría médicos de cuidados intensivos) para que se produzca la donación cuando un paciente muere en condiciones que permitan la donación de órganos. El trabajo de estos profesionales está respaldado por la ONT y oficinas regionales de coordinación.
El modelo español también hace que sea una prioridad identificar las oportunidades de donación no sólo en las unidades de cuidados intensivos, sino también en los departamentos de urgencias y hospitales. Además, tiene en cuenta también la donación de órganos de personas mayores de 65 años. Aunque sólo el 7% de los donantes de órganos tienen más de 65 años en Estados Unidos, el 10% de los donantes de órganos en España tienen más de 80 años de edad.
Asimismo, el modelo considera la donación después de la muerte circulatoria, es decir, cuando latido del corazón y la respiración se han detenido, frente a la muerte cerebral, en la que todas las funciones del cerebro se detienen, incluso en el entorno en el que se produce la muerte tras un paro cardiaco repentino en la calle.
“El éxito más importante es que el sistema ha hecho que se considere la donación de órganos de manera rutinaria cuando un paciente muere, independientemente de las circunstancias de la muerte –destaca la coautora del artículo sobre las claves del modelo español de trasplantes Beatriz Domínguez-Gil, de la ONT–. Los profesionales que atienden a estos pacientes en nuestro país consideran que, al cuidar a los pacientes al final de sus vidas, es su deber explorar sistemáticamente sus deseos con respecto a la donación de órganos después de su muerte”.
El autor principal y director de la ONT, Rafael Matesanz, subraya que “la buena organización en el proceso de la donación del difunto y las continuas adaptaciones del sistema a los cambios son siempre la base de resultados exitosos en la donación de órganos”. Y señala que los elementos y las estrategias del modelo español podrían aplicarse en otros países, con algunas adaptaciones dependiendo de la organización de la donación de órganos, del tipo de sistema sanitario implantado y de otros factores.