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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

El empleado, un clinex de usar y tirar

Si leemos libros, revistas o artículos relacionados con la empresa y sus recursos humanos, nos encontraremos frecuentemente con términos como motivación, comunicación, trabajo en equipo, liderazgo, valoración y desarrollo, etc.etc. Siempre se destaca la importancia de los equipos humanos como motores del proyecto empresarial.

En cualquier librería podemos encontrar publicaciones que recogen estos aspectos psicológicos. También encontraremos infinidad de revistas, cursos de formación y seminarios de todo tipo.

Pero, en realidad ¿las empresas ponen en práctica todo esto de lo que tanto se escribe?. Pues no. No siempre el sentido común es el mas común de los sentidos, pues la experiencia demuestra que de lo que mas rápidamente prescinde una organización es de las personas. Cuando se vislumbra una crisis ¿quienes son los perjudicados en primer lugar?. Las empresas se llenan la boca hablando de relaciones humanas, pero ¿realmente se aplican en toda su extensión? Bajo fastuosos departamentos de recursos humanos, con altisonantes declaraciones de principios, se esconden muchas veces grandes dosis de hiprocresía.

Resulta curioso comprobar cómo los directivos de las empresas exhaltan a bombo y platillo las virtudes del “capital humano”, y en cuanto surge cualquier mínima incertidumbre, sencillamente lo ignoran y en muchos casos lo eliminan.

La importancia del capital humano no es una cuestión de buenas palabras o buenas intenciones. Obras son amores y no buenas razones. No solo basta la voluntad si no que hace falta poner los medios para llevar a la práctica lo que se formula en la teoría.

Yo he visto desde dentro de una empresa multinacional, cómo a través de las comunicaciones del CEO y del departamento de RRHH salían continuados mensajes exhaltando las maravillas del equipo humano, los planes de carrera, la valoración y desarrollo, la formación, etc. y cómo en realidad ese departamento de RRHH, (“Recursos inhumanos” como algunos lo llamaban), se limitaba única y exclusivamente a ejercer una pura administración de personal llena de actividades administrativas y puramente burocráticas, además de procurar que el trabajador se someta a reglas establecidas sin dejar el mínimo espacio para que estas puedan integrarse emocionalmente en la empresa. Y lo que es peor aun ,manejando habilmente la base da datos, se señalaba a los empleados de “salario alto” para prescindir de ellos y aligerar así la masa salarial.

¿cómo se puede pretender entonces que las personas mejoren las organizaciones?

Por lo tanto, como conclusión, que las empresas dejen de llenarse la boca de frases grandilocuentes exhaltantes de su capital humano, y que pasen a la acción. Es decir que verdaderamente cumplan lo que preconizan o si no que se callen. Y que después no se quejen de rotación de personal. Coño que no somos recursos. que somos humanos

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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