Las empresas de las nuevas tecnologías están muy preocupadas debido a la escasez de profesionales informáticos y a las graves dificultades que tienen para cubrir sus expectativas de desarrollo en los próximos dos años.

Mientras que este sector TIC va a necesitar 15.000 nuevos empleados en dos años, las promociones que salen de la Universidad y de la Formación Profesional, apenas llegará a 3.000.

Como ejemplo, en Asturias hay un “cluster” (agrupación que aglutina a 67 empresas Tic) que, tal y como están las cosas, a corto plazo va a tener que dejar sin cubrir 900 puestos de trabajo porque no encuentra profesionales cualificados. Esto los está obligando a desarrollar un proyecto para formar a desempleados de otros sectores relacionados con la informática y con ello tratar de paliar el déficit de profesionales que existe.

Sorprende por tanto que en un escenario de fuerte desarrollo de las nuevas tecnologías, se produzca una situación como esta en la que los centros universitarios y de FP cada vez cuentan con menos alumnos matriculados.

Esta falta de recursos humanos genera un serio problema estratégico para el sector, pese a que los puestos que se ofrecen tienen un interesante atractivo, tanto por sus niveles salariales como por las posibilidades de conciliación de vida laboral y familiar. Y si a esto añadimos que hay muchas empresas fuera del sector TIC que también necesitan informáticos, la situación se torna mas complicada.

Frente a esta situación que denuncia en sector, vengo observando que a nivel de calle se habla de que los informáticos no encuentran empleo. En efecto, fruto de los procesos de selección en los que intervengo, me estoy dando cuenta de algo muy curioso y es que se presentan a las entrevistas jóvenes que dicen tener titulación informática y que lo que aportan son unos “diplomas” dados por ciertas Academias de formación. Cuando profundizo en esa formación, observo que se trata de jóvenes con fracaso escolar en la enseñanza básica y que sus familias los matriculan en estas academias para que al menos obtengan un “título”.

Este título se otorga tras unos cursos con duración de tres o cuatro meses, donde sólo consiguen una formación informática muy rudimentaria, y claro, al final lo que se les produce es una manifiesta frustración ya que se consideran informáticos, pero no encuentran empleo.

Por tanto, no son estos los informáticos que las empresas necesitan. Los profesionales que requieren han de tener auténtico nivel de formación académica, sea universitaria o procedente de la formación profesional y es aquí, en esta línea donde quizá habría que tomar iniciativas para que el nivel del alumnado crezca. Esta es la cuestión.