Por Leticia Álvarez
Con su semimelenita rubia y rizada, Leonor llegó ayer a clase en medio de una nube de fotógrafos. Hicieron bien los Príncipes en programar la captación de esas imágenes cuando el resto de los niños de la guardería no estuvieran presentes. Y no lo digo porque así se acata la ley de protección del menor, sino por la propia Leonor. Cuanto más tarde se enteren sus compañeros de que la pequeña infanta es una celebridad mejor que mejor. Ya se sabe cómo son los niños y provocar en ellos falta de naturalidad en el trato con la que un día será Princesa de Asturias y otro, Reina de España, no beneficia ni a la heredera ni a sus compañeros de colegio.
Hay otro aspecto que me llama la atención de la pequeña: lo encantada de la vida que se queda en la escuela, a pesar de que para la mayoría de los niños esa separación de los padres y ese cambio de escenario suele ser traumático.