Por María de Álvaro:
El día ha tenido hoy dos imágenes. Ha tenido tres, pero una es de coches incendiados y no son horas de horror. Me quedo con las otras dos. La de Campelo besando a su mujer a la puerta de la Audiencia y la de Bardem haciendo lo propio con Pé a las puertas del cielo. En Maldivas, creo. Tan cerca y tan lejos. Tan distintas y tan iguales.
Porque lo de Campelo, la verdad, a mí me suena a Jolivú. Me recuerda a los ‘No guilty’ de Mickel Jackson y O. J. Simpson, que molan más que un ‘inocente’, porque le dan más emoción. Me huele, vaya, a película de vaqueros. De indios más bien.
Y lo de Bardem, pues lo mismo, mira. Porque la promoción es perfecta y hasta Woody Allen debe de estar frontándose las manos. Claro que esta reflexión supongo que viene derivada de la misma envidia insana que sentirá cualquier ‘mujer humana’ que haya visto al chavalote de Pilar en el ‘Hola’. Porque en el mundo hay hombres guapos, feos, normales, normalitos… y luego está Bardem.
Pé, rica, ya te vale. Y, Campelo, corazón, tú tira que libres.
Gente con suerte. ¿O no?