De siempre he sido muy fan de la técnica del ‘ay, no me di cuenta’, un truco, caballeros, que lo sepan, tan femenino como llenar el bolso de cosas inútiles, pero mucho más práctico. No debería contarlo, los magos jamás lo hacen, pero desde mi más tierna adolescencia, gracias al ‘ay, no me di cuenta’ […]