En el primer día de vacaciones en los Oscos, Zapatero ha realizado declaraciones de cortesía (“he comido el mejor pan de mi vida”, “Asturias es una maravilla”) acompañadas de juicios políticos de riguroso carácter local.
“Cuidar mucho a Paz que con ella Gijón ha cambiado mucho”. Una valoración simpática de Zapatero, que en boca del presidente del Gobierno no deja de tener su aquello. Vamos a ver: ¿cuándo se produjo el gran cambio de Gijón, entre 1987 y 1999, o desde ese último año hasta hoy? ¿Las novedades en la villa de Jovellanos tuvieron lugar antes de la llegada de Paz Fernández Felgueroso a la alcaldía, o estando ella presidiendo el Consistorio? ¿El Gijón de nuestros días es fruto del impulso del ex alcalde, Álvarez Areces, o de la alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso? Estas consideraciones realizadas para alguien ajeno a la política asturiana carecen de relieve, porque se trata de juicios comparativos entre dos alcaldes socialistas que compartieron equipo de concejales, bajo el programa de la misma agrupación socialista. Sin embargo, visto desde dentro, la cosa tiene su miga. La relación entre los dos últimos alcaldes de Gijón no siempre ha sido idílica, y algunas de las tensiones o malos entendidos tuvieron que ver con proyectos gijoneses sobre los que tenían decisión, simultáneamente, Álvarez Areces y Fernández Felgueroso, en su calidad de presidente del Principado y alcaldesa de Gijón, respectivamente.
Gijón conoció grandes transformaciones desde la llegada de Areces a la alcaldía, porque supo aprovechar la hegemonía socialista en las tres administraciones (Estado, Principado y Ayuntamiento), cosa que no le sucedió a Fernández Felgueroso, que gobernó la ciudad durante cinco años mientras estaba Aznar en la Moncloa. En las conversaciones por las calles gijonesas se detecta una valoración muy alta de Areces, como alcalde, pero si uno se apunta al rigor de los resultados electorales la ventaja de Paz sobre cualquier otro líder gijonés es nítida: tres mandatos con mayoría absoluta o a un concejal de tenerla. ¿La buena opinión de Zapatero sobre Paz se basa en los datos electorales? Último interrogante: ¿El presidente juzga influido por su vicepresidenta, Fernández de la Vega?