En Villaviciosa, Álvarez-Cascos se refirió al medio rural, un ecosistema en el que el primer ser que peligra es el paisano, según el candidato de Foro. El presidente del Principado considera que es muy importante incrementar la producción de carne, para ello renovó su propuesta de crear un matadero central. En cuanto a las explotaciones lácteas alertó sobre el riesgo que se cierne sobre ellas si se computan las extensiones de monte para recibir ayudas. Este criterio, defendido por el Ministerio de Agricultura, fue calificado de “fraude” por parte de Álvarez-Cascos.

En el año 2007, cuando empezó la crisis económica mundial (¿Se acuerdan de las hipotecas “subprime”? ¿Qué habrá sido de ellas?), Asturias ya había recuperado de largo todos los puestos de trabajo perdidos en la reconversión industrial de los años ochenta y en la crisis económica de 1993. No digo que cada sector económico hubiese alcanzado el nivel de empleo de antaño. Por ejemplo, los puestos perdidos en el sector naval o en la minería no se recuperaron. Sin embargo, las ciudades y villas desarrollaron un sector de servicios potente que absorbió las demandas de trabajo que antes se dirigían hacia la industria. Por ello, las ciudades mantuvieron su tamaño y en algunos casos crecieron. La excepción a esta regla es el medio rural. Las dos alas de la región se despoblaron. Más de 15.000 explotaciones ganaderas se perdieron y el ritmo de abandono del medio rural fue de varios miles de personas al año. La única forma de asentar la población en el campo consiste en lograr que pueda vivir de su trabajo, no como ocurre hoy día en que el coste de las explotaciones ganaderas iguala la venta de los productos, de modo que el ganadero vive de las subvenciones que recibe.

El campo depende enteramente de la Política Agraria Común. Hasta ahora, el campo español es el segundo en recibir ayudas directas y el primero en recibir subvenciones indirectas (valoración medioambiental de su actividad). Las ayudas van a menguar por escasez del presupuesto europeo y porque tenemos más socios que compiten por esas subvenciones. Dentro de ese escenario adverso, hay que tomar decisiones colectivas y orientar a la gente que trabaja en el campo. Miremos por encima de la coyuntura: alimentos y energía son producciones estratégicas ante la potencial especulación de los mercados.