Mitin-fiesta socialista en las campas de Rodiezmo. El acto organizado por el Soma alcanzó su clímax durante los mandatos de Zapatero, al participar el presidente en el mismo inaugurando de esa manera el curso político. Ayer no había miembros del Gobierno de España, porque el PP, como es bien sabido, no participa del mismo credo ideológico que el Soma. Rubalcaba tampoco se acercó a Rodiezmo, ocupando su lugar Óscar López, número tres dentro de la jerarquía socialista y escasamente conocido por la gente. Y para rematar las ausencias, no estuvo José Ángel Fernández Villa, alma del mitin de Rodiezmo, que no pudo asistir por prescripción médica. Si a todo lo anterior añadimos que hubo poco público, podemos colegir que el acto de este año fue de perfil bajo. Paradójicamente, en el momento que la minería de carbón sufre un mayor ataque del Gobierno, la concentración de Rodiezmo pierde fuelle. Seguro que el Ejecutivo de Rajoy tomó nota.

Javier Fernández dedicó casi toda su intervención a la situación de la minería del carbón y ofreció un acuerdo a Rajoy que garantice la subsistencia del sector del carbón. Me temo que el ministro de Industria no se mostró tan inflexible durante meses para que el presidente del Gobierno venga detrás a firmar un acuerdo contra la política de su subordinado. Como ya se ha dicho tantas veces, el cierre acelerado de las explotaciones mineras es una operación de imagen del Ejecutivo de Rajoy ante Europa para demostrar que se mantiene firme en la política de ajustes. Alperi, representante del Soma en el acto, deslizó en su intervención una queja a los partidos asturianos, al decir que la presión política no estuvo a la altura de las circunstancias. Creo que es una valoración acertada. Si exceptuamos al PP asturiano, entregado a jugar el papel impopular de respaldar los recortes del Gobierno, el resto de partidos apoyó las movilizaciones mineras, pero con poco calor en las declaraciones y una cuidada economía de gestos. El verdadero apoyo estuvo por parte de la gente en Madrid, cuando las marchas de los mineros se convirtieron en punta de lanza de la política contra los recortes del Gobierno.

Rodiezmo perdió fuerza, pero el pleito del carbón no está cerrado. El Ejecutivo tiene capacidad para imponer su política, pero me temo que el ministro de Industria sueña con un imposible: una victoria sin costes.