La comisión de investigación parlamentaria sobre el “caso Renedo” consumió el primer día de comparecencias con muchas preguntas y cero respuestas. Los nueve diputados comisionados habían citado a declarar a Iglesias Riopedre, María Jesús Otero y Marta Renedo. Los tres fueron detenidos, interrogados y encarcelados por la jueza Ana López Pandiella, que descubrió el caso y llevó durante los primeros meses la instrucción. Los comisionados empezaron su trabajo por los responsables públicos (dos altos cargos y una funcionaria) acusados de diversos delitos. Los tres citados llegaron acompañados de sus abogados –mal augurio- y su testimonio no superó la lectura de un breve texto absolutorio redactado por los letrados. En el caso de Marta Renedo, la deposición fue de un tamaño menor: 13 palabras. Se acogió a su derecho de no declarar.

Diez meses esperando la comisión de la verdad para cerrar la primera jornada con un auténtico fiasco: los diputados formulando preguntas y los convocados, en hermético silencio, esperando a estar delante de un verdadero juez para dar explicaciones. Una sesión para mudos que tuvo el gesto más reseñable en la caída de María Jesús Otero, al deslizarse su silla por la tarima. Como ella dijo inteligentemente: “ya tenemos la foto”.

No tengo ninguna esperanza puesta en el trabajo de la comisión de investigación. Llega tarde, cuando ya se celebraron dos elecciones autonómicas tras destaparse el escándalo, y no hay materia política que sustanciar, ya que los electores se encargaron de hacerlo renovando la Cámara y el Gobierno por dos veces. Pero sobre todo llega mal. Los comisionados han preparado unas sesiones de trabajo que llevan a dejarlo todo como está, con breves entrevistas de una hora con cada político, funcionario o empresario citado. Dos intervenciones expositivas, dos tandas de preguntas y para casa. Cuando el Congreso de los Diputados investigó sobre los atentados del 11-M, Aznar y Zapatero estuvieron más de 12 horas declarando, sin interrupción. Preparar cuestionarios de 12 horas es sinónimo de muchos días de trabajo. La Junta General del Principado sigue otra dieta: las mañanas de los martes, y los miércoles y jueves, a jornada completa. De esa forma se va a cumplir un punto esencial del pacto de legislatura, PSOE-UPyD. Peor que no hacer algo es recrearse en el simulacro.