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Juan Neira

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REVOLUCIÓN DE SALÓN

El último pleno del Ayuntamiento de Gijón, tan importante por sus consecuencias –cambio de concejales y de política en el PP-, tuvo más sustancia en las imágenes que en los discursos. El breve orden del día de la sesión se consumió en unas cuantas intervenciones para dejar aprobado definitivamente el presupuesto del año 2013, con sus inversiones plurianuales que serán la columna vertebral del mandato. Terminado el pleno y fuera del guión, Pablo Fernández (PP) se despidió de todos, dando emocionadas muestras de tener amigos a derecha e izquierda. Una intervención muy aplaudida por el plenario, que dio paso al plato fuerte de la jornada, el desvelamiento del plan de Pilar Fernández Pardo.
PARDO
La hasta ahora líder del PP de Gijón y portavoz municipal se había dado un ultimátum a si misma: si el mundo seguía setenta y dos horas girando alrededor del Sol dejaba el escaño. Finalizado el plazo cumplió su amenaza, dando un paso al frente para decir adiós a casi catorce años de municipalidad y diez de mando en su partido al estilo napoleónico (puño de hierro y guante de seda). Larga ovación y caras felices en los cuatro grupos políticos. No había pena ni sucedáneo (nostalgia), reinaba la felicidad en la Corporación, con los ediles departiendo de pie, intercambiando besos por parejas, entre ediles de IU y ex concejales del PP.
No sé por qué, viendo la imagen por Canal 10 me vino a la cabeza la tradicional escena final de las óperas de Rossini, cuando se pasa en un parpadeo de bordear el drama a la desbordante felicidad, sin que los personajes desairados tengan otra compensación que sumarse a la comedia: siempre es mejor reír que llorar. Ahí estaba el “Don Bartolo” del Barbero de Sevilla sumándose a la dicha de “Rosina” y el “Conde Almaviva”, con “Basilio” y “Figaro” flanqueando a la pareja. Gran sexteto final, con el coro de los policías municipales (en la ópera, el coro es de soldados) al fondo.
El derrumbe del “pilipardismo” se envolvía en alegría colectiva. La clase política gijonesa se mostraba compacta y feliz, mientras el PP procedía a su revolución de salón: unos entran y otros salen, pero todos conservan el carné. El PP y el PSOE son dos grandes empresas de gestión de servicios públicos, y fuera hace mucho frío. El esperado pulso entre la gestora, presidida por Ángeles Fernández Ahuja, y los concejales, no tendrá lugar, ya que el pequeño grupito municipal no presentó batalla, porque se jugaban la permanencia en el partido. Quedan dos ediles, Manuel Pecharromán y Maite Menéndez, para hacer la transición del “pilipardismo” al oficialismo.
DIVISIÓN
Una cosa ha quedado clara: no todos los problemas del PP tienen su origen en Foro, ya que ellos mismos se las ingenian para subdividirse en bandos. Vuelve la cosecha de los años noventa del siglo pasado y quedan en segundo plano el estado mayor del PP del siglo XXI. Unos y otros se parecen como gotas de agua, porque su tono político está marcado por la ininterrumpida seria de derrotas electorales.
Un problema específico del PP asturiano descansa en la capacidad para disociarse de los intereses de su electorado. En Gijón, el PP tuvo y tiene la posibilidad de participar del cambio político de la izquierda al centro-derecha; una alternancia lógica y deseable cuando un grupo político gobierna, ininterrumpidamente, durante treinta y dos años. Al igual que sería positiva la llegada de la izquierda a la Alcaldía de Oviedo, tras dos décadas de “gabinismo” absoluto.
Puede que la suerte del mandato gijonés esté ya decidida en los despachos, y el pasado viernes se haya aprobado el último presupuesto hasta las elecciones de 2015. No me parece un drama. Las cuentas ya están encarriladas con inversiones plurianuales y la gestión saneada, con la amortización de créditos acometida. Si en votaciones de orden menor se visualiza la mayoría absolutísima de un tripartito opositor podrá levantar mucho ruido en los medios, pero la gestión municipal pasa por la ejecución de las cuentas. De lo que estoy seguro es que de verificarse esa hipótesis, el PP será el único de los cuatro grupos penalizado en las urnas. A la salida de la ceremonia, Jorge Espina, portavoz de IU, decía que el PP va camino de la desaparición en la ciudad. Es muy difícil que cualquiera de los dos grandes partidos (PSOE y PP) pase a estar fuera de las instituciones, pero la única manera de quedar reducido a un papel marginal consiste en disgustar a los electores.
ARECES
El retrato de grupo con señora al terminar el pleno gijonés fue una de las dos imágenes políticas de la semana. La otra fue ver sentado al senador Areces frente a la comisión de la verdad. Con todos los respetos para los comisionados y dando por seguro que trabajaron duramente, era tal la desigualdad entre el discurso de Areces y las intervenciones de los diputados, que había que recordar mentalmente los pasajes conocidos del sumario, relativos a Marta Renedo o María Jesús Otero, para convencerse de que el ex presidente estaba allí para dar explicaciones. Presiento que la Junta General del Principado va a escribir otra página gloriosa con la comisión de investigación del “caso Renedo”. Decía Marx, analizando la España de las guerras carlistas, que en aquellos tiempos los que tenían el poder no tenían las ideas, y que los que tenían las ideas no tenían el poder. Una sentencia que vale para la Asturias de hoy.

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por JUAN NEIRA

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