Tuvo lugar la segunda jornada del debate sobre el estado de la región, o jornada del debate propiamente dicho, ya que las otras dos se destinan a una exposición del presidente de una hora y a votar las propuestas que se meten por registro. Uno tiene la sensación de que en el Parlamento asturiano se discute muy poco de política, así que la mañana de ayer fue una excepción dentro de un año dedicado a cosas de diputados (sueldos) o a asuntos puntuales de escasa enjundia política. No sé si es por falta de costumbre o porque el cargo implica desgaste, el caso es que Javier Fernández cada día está más incómodo haciendo esgrima con los portavoces de los grupos políticos. Antes el malestar afloraba solamente con Cascos, al que mira con el temor del que observa al depredador, pero ahora se ha extendido al resto.

El debate con UPyD se centró en el “caso Villa”. Una discusión farragosa con alusiones a lo que ambos decían antaño (“usted dice que yo dije lo que nunca he dicho”). Reproches de dos ex amigos. Aurelio Martin hizo el recorrido por las demandas sindicales y las quejas de colectivos sociales que tiene IU en la recámara: salario social, dependencia, educación, sanidad, etcétera. Javier Fernández se limitó a repasar su intervención del día anterior.

Mercedes Fernández optó por un tono excesivamente desenfadado: al hablar de la traviesa polivalente de la variante de Pajares, dijo que “yo también soy traviesa y polivalente”. La etiqueta de “diputada traviesa” no le favorece. Aunque la oferta de Javier Fernández de rebajar la presión fiscal a las rentas inferiores a 33.000 euros le parece poco, se puede decir que esa propuesta es el paso más serio dado por el presidente para sacar adelante los presupuestos, para los que sólo contempla al PP como socio.

Todos los años, el duelo Fernández-Cascos es el plato fuerte del debate. Tras la dicharachera intervención de Cherines, Casos dio un golpe de efecto al ajustar los micrófonos: “voy a poner los micrófonos a la altura de la Cámara”. Demoledor. El líder de Foro puso en solfa la normalidad institucional de Javier Fernández: “los dos esperpentos institucionales (“caso Renedo” y “caso Villa”) que ha sufrido Asturias comparten ideología y secretario general”. Cascos acusó a Javier Fernández de conocer el escándalo de Villa desde hace mucho tiempo, lo que originó una réplica desencajada del presidente, “está usted enfermo”. Una mañana al año da para muy poco.