La ofensiva del sector crítico de UPyD (Irene Lozano, Álvaro Anchuelo, Toni Cantó, Ignacio Prendes) estaba hibernada a la espera del resultado en las elecciones andaluzas. La derrota estrepitosa del partido en los comicios del 22 de marzo era la señal convenida para pasar al ataque: petición de responsabilidades, exigencia de dimisiones a la portavoz (Rosa Díez) y al Consejo de Dirección, congreso extraordinario y confluencia con Ciudadanos. Con las estrategias políticas sucede lo mismo que con la pizarra de los entrenadores de fútbol: una cosa es lo que se planea y otra muy distinta, los botes que da el balón. La hecatombe electoral no impidió a Rosa Díez y a su lugarteniente, Carlos Martínez Gorriarán, establecer un cortafuegos en el consejo de dirección, resistir las críticas de Toni Cantó, aceptar una votación en urna, y mantener una mayoría oficialista en la dirección del partido. Para rebajar la presión, la lideresa nombró portavoz adjunto al abogado donostiarra Andrés Herzog (virtual sucesor de la jefa) y se comprometió a convocar un congreso extraordinario después de los comicios autonómicos y municipales.

Con ese plan dejaba al sector crítico varado en la playa, ya que la posibilidad de iniciar rápidamente un proceso de unión con Ciudadanos se esfumaba. En paralelo, sucedió otro fenómeno inesperado: el extraordinario éxito de Ciudadanos al obtener nueve escaños en el Parlamento de Andalucía. El plan del sector crítico trabajaba con la hipótesis de que Ciudadanos se convirtiera en fuerza parlamentaria, pero sin pasar de dos o tres diputados, y que UPyD quedara otra vez sin escaños. La segunda parte de la hipótesis se cumplió sobradamente, ya que UPyD perdió el 40% de los sufragios sobre los comicios autonómicos de 2012, pero Ciudadanos no sólo entró en la Cámara, sino que tuvo un éxito arrollador duplicando los escaños de IU, y quedando a seis de los alcanzados por Podemos. En definitiva, las bases sobre las que se diseñaba la convergencia con Ciudadanos quedaron profundamente alteradas, ya que no se trata de un pacto entre iguales, sino con un partido que tiene en una sola comunidad autónoma más escaños que UPyD en todos los parlamentos de España. En esta situación, la dirección de UPyD de Asturias pide la dimisión del consejo político nacional y la creación de una gestora. Son propuestas que no van ya a ningún sitio, porque el guion ya está marcado: congreso en verano.