Emma Ramos (PP) ha relativizado la importancia de la reforma del Impuesto de Sucesiones y Donaciones acordada en el pacto del PSOE e IU sobre tributos. La modificación introducida tiene importancia para un grupo concreto de contribuyentes, aquellos que reciben un patrimonio que supera por poco los 150.000 euros. Para el resto, Asturias sigue siendo un territorio hostil. Cuatro personas renuncian cada día a la herencia en nuestra región. Mil quinientas personas al año dejan que los bienes vayan a la Administración porque les resulta muy oneroso recibir el legado de sus familiares. Muchas personas no tienen dinero para pagar lo que les exige el Principado y se ven obligados a renunciar a unos bienes que en muchos casos tienen, además, un valor sentimental.

Asturias, con Andalucía y Murcia, forma parte del trío de regiones que mantienen una normativa más dura en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. En Madrid, La Rioja o Cantabria hay una bonificación del 99%. En Castilla-La Mancha se bonifica el 95% y en Cataluña, entre el 95% y el 57%. Valencia y Aragón cuentan con bonificaciones del 75% y el 50%. En Asturias, los grupos de izquierda no están por la labor, dando lugar a una situación muy curiosa: un ciudadano tributa todos los ejercicios en función de su renta; si sus condiciones económicas son buenas, a los pocos años, paga por la renta que recibe y el patrimonio que atesora por sus ahorros; y cuando lo heredan sus hijos, vuelven estos a pagar por ese patrimonio. El dinero ganado por el citado ciudadano contribuye tres veces: renta, patrimonio y sucesiones. Después quieren que las empresas familiares tengan continuidad. Las deslocalizaciones de herencias, patrimonios y empresas son inevitables con un tratamiento fiscal tan distinto al de otras regiones limítrofes a la nuestra. El Principado no asume que vivimos en un escenario abierto, donde otras regiones pueden sacar ventaja de las condiciones exigentes que rigen en Asturias. La petición al Gobierno de España para que impida las bonificaciones introducidas en otros territorios en el Impuesto de Sucesiones choca con el concepto de autonomía.

El esfuerzo fiscal de los ciudadanos va dirigido a financiar el gasto corriente del Principado. Para que la Administración no se prive de nada, los particulares deben llegar al extremo de renunciar a recibir los bienes de sus familiares más cercanos. Un poco de moderación no vendría nada mal.