Llegó el momento. Los gobiernos que no hicieron nada recurren a grandes promesas para atraer votos. Por eso el anuncio de la macrooposición de mil plazas para la Sanidad, más de la mitad de ellas provenientes de convocatorias de años anteriores que no se llevaron a cabo. Promesa sobre incumplimiento.
Se anuncia que está a punto de aprobarse un decreto que fije los tiempos máximos de espera en las pruebas sanitarias. Más importante que el decreto será la gestión del decreto, ya que sin financiación para las horas extra (peonadas) no se acortarán las largas colas en espera de intervenciones quirúrgicas, consultas especializadas o realización de pruebas diagnósticas.
En la Educación, sorprendentemente, se cambia de estrategia y la pérdida de alumnado no conllevará la supresión de unidades en los colegios. Como decía un sindicalista escéptico –luego, lúcido-, la supresión de aulas la anunciarán después de las elecciones.
El Gobierno socialista va a devolver a los funcionarios la paga extra del año 2012 que les debía. Se sigue al pie de la letra el manual del gobierno para periodos electorales: abundancia de promesas, ocultación de hechos molestos y apertura de debates absurdos para evitar que la atención se concentre en las cosas negativas.
EL MAR
Creada la ilusión con las oposiciones, nada se dijo de la suspensión del pretratamiento para las aguas residuales de la zona Este de Gijón (150.000 ciudadanos). Ni el Principado, titular de la competencia, ni la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, constructora de las infraestructuras, habían dicho ni una palabra hasta que EL COMERCIO destapó el asunto el pasado domingo.
Convertida en noticia la guarrada de verter aguas residuales sin tratar al mar, el Principado tiró de retórica, llamando a trabajar y a cooperar entre las administraciones. El obstáculo para que funcione la depuradora del Pisón es una sentencia firme del Tribunal Supremo. No creo que esto se remedie con conversaciones entre administraciones, sino con medidas que forman parte del arsenal de los gobiernos, bien sea con normas, expropiaciones o indemnizaciones. O las tres cosas a la vez.
Hace veinticinco años que se aprobó el plan de saneamiento de Gijón, y a día de hoy sigue siendo verdad lo que se escribió, entonces, en este periódico: la bañera y el wáter están comunicados en la villa de Jovellanos.
Preocupación por el funcionariado e indiferencia por la mayoría de los asalariados que trabajan en la empresa privada. Un alto dirigente de la izquierda me dijo que son dos realidades que no admiten comparación, porque las nóminas de los funcionarios “están bajo nuestra responsabilidad”.
Indiferencia, sí. La licitación oficial de obras en el sector de la construcción bajó el 89,4% en los dos primeros meses del año. Si en ese periodo de 2015 se habían licitado 36,8 millones de euros, en este año se licitaron 3,9 millones. Con esas cifras no se mueve una grúa. Escasísima licitación, y adjudicación por el método de subasta que hunde los precios y crea situaciones ficticias porque las obras resultan siempre más caras que el precio de adjudicación.
En todo el año 2014, las obras se adjudicaron con una bajada del 44% sobre el precio de salida. En ninguna otra comunidad autónoma se hundieron así los presupuestos de las obras. El 72% de las actuaciones fueron adjudicadas por subasta, convirtiéndonos en los campeones de las subastas. Por último, el 60% de las obras fueron adjudicadas a empresas de fuera. Somos líderes en dar de comer a las empresas de otras regiones a costa de las de casa.
Conclusión: bajísima licitación, espectaculares caídas de precio en las adjudicaciones y beneficios para otros territorios. Debido a ello, el sector de la construcción asturiano pasó de tener 3.669 empresas, al iniciarse la crisis, a las 1.544 del pasado año. De dar empleo a 30.896 trabajadores, en 2007, a los 8.241 de 2015.
COCHES
Para evitar hablar de estas cosas no hay nada mejor que sacar a debate cuestiones ingeniosas. La consejera de Fomento y Medio Ambiente, Belén Fernández, plantea la posibilidad de bajar a 90 kilómetros por hora el límite de velocidad en autovías para reducir la contaminación. Muy bueno. En toda Europa se circula a esa velocidad en vías de doble calzada, así que ya era hora de homologarnos. Mereció la pena gastar una fortuna en construir autovías para ir más despacio. Ese es el axioma de la modernidad: más caro y más lento.
Si le preocupa la contaminación a la consejera, mejor mirar para otros lados. No sólo en Seseña se queman neumáticos, aquí lo hacen de una forma más sistemática, más normalizada, con licencia industrial. Y los dueños no trabajan precisamente de camareros en Llanes. También sería oportuno seguir la pista de algunas instalaciones de la gran industria, ubicadas muy cerca de Gijón.
Tantos esfuerzos para ofrecer anuncios ilusionantes, tanto interés en ocultar las malas noticias, tanta capacidad para correr cortinas de humo, para estar al final pendientes del voto de la emigración, en espera de que les rescate de la derrota y les devuelva a un honroso segundo puesto, detrás de PP-Foro. Única forma de salvar los muebles.