Semana decisiva para la crisis socialista y para la gobernabilidad de España. El Comité Federal del PSOE tiene la última palabra. Si la mayoría de sus miembros optan por el “no” en la investidura de Rajoy, el partido estaría en peor situación que tras la reunión del 1 de Octubre, cuando se rompió en dos el máximo órgano de dirección y Pedro Sánchez dimitió del cargo de secretario general. La comisión gestora quedaría desautorizada, porque aunque su presidente no ha dicho que abogaban por la abstención, lo cierto es que en ella tiene mayoría el sector que se enfrentó a Pedro Sánchez. Dejando a un lado los equilibrios socialistas, el rechazo a Rajoy en el Comité Federal constituiría el tiro de gracia para una legislatura que sólo la puede salvar la abstención socialista; la ronda de contactos del Rey carecería de sentido, porque Rajoy estaría en minoría, así que volveríamos todos a ser convocados a las urnas antes de las Navidades. España haría el ridículo ante la comunidad política internacional, gracias a la incapacidad para el diálogo de algunos líderes políticos que anteponen la cerrazón a cualquier solución que no sea de su agrado. Tal parece que están dispuestos a bloquear las instituciones hasta que en unas elecciones tengan un resultado favorable, algo que no se adivina en el horizonte.

Como la situación es muy delicada en el PSOE, puede darse por seguro que hay muchos contactos, diálogos y negociaciones que no trascienden a la opinión pública. Es muy prematuro anticipar cual puede ser el resultado de la votación en el Comité Federal, pero no hay un solo dato que permita pensar que el resultado diferirá mucho del alcanzado hace dos semanas. Lo único cierto es que la quincena de miembros de la Comisión Ejecutiva que votaron en la reunión, no podrán ahora hacerlo, porque ese órgano ha dejado de existir al dimitir el secretario general. Las espadas siguen en alto.

Miquel Iceta, líder del PSC, y Francina Armengol, presidenta balear, han vuelto a posicionarse en el bando del “no”. Aseguran que sus diputados rechazarán a Rajoy, aunque el Comité Federal opte por la abstención. De llevar a cabo su amenaza crearán un precedente muy peligroso susceptible de repetirse en cualquier otra votación parlamentaria que consideren importante. El grupo socialista en el Congreso de los Diputados sería un ente heterogéneo. Un golpe muy duro que les impediría dar lecciones de federalismo al resto de partidos.