DEL PARLAMENTO A LA CALLE | LARGO DE CAFE - Blogs elcomercio.es >

Blogs

Juan Neira

LARGO DE CAFE

DEL PARLAMENTO A LA CALLE

Así como en la primera semana de septiembre los partidos independentistas catalanes violaron la Constitución, las normas y los reglamentos parlamentarios para alumbrar una legalidad a la medida de sus deseos, en la semana que termina han mostrado el escenario en el que quieren dar la batalla del referéndum y el método para ganarla.

Bastó que el Estado pusiera en marcha una operación para impedir la consulta ilegal, con la intervención en más de cuarenta sedes de la Generalitat, con la detención de altos cargos de la Administración autonómica y requisa de material relacionado con el referéndum, para que los líderes del movimiento independentista lanzaran a sus huestes a la calle, rodeando las sedes institucionales y obstruyendo, bloqueando y hostigando a los guardias civiles que ejecutaban el operativo ordenado por el juez.

El Estado de Derecho no toma vacaciones. No hace la vista gorda, no entiende de treguas o tactismos: cuando hay indicios serios de delito, actúa. Da igual que sean ricos o pobres; que tengan dieciséis apellidos catalanes o que hayan arribado en patera; que formen parte de un gobierno o que hagan cola ante las oficinas del Inem. La ley obliga a todos.

La cara de sorpresa de miembros del ‘Govern’ ante el despliegue de la Guardia Civil indica que se creían blindados ante el poder del Estado. El mismo gesto de incredulidad que invadió sus rostros cuando el Ministerio de Hacienda les comunicó que intervenía sus cuentas. Una casta superior por encima de los mortales. A partir de ese momento, los independentistas se refugiaron en la calle, como teatro de operaciones.

La calle no se rige por reglamentos encorsetados, como ocurre con las instituciones; no hay enmiendas a la totalidad ni dictámenes vinculantes. En la calle no cuenta la calidad de los argumentos ni las pruebas acusatorias. En la calle solo hay gente que canta (¡hay que ver lo folclóricos que son los nacionalistas!), que repite pareados de memoria, que aplaude, que silba, que intimida, que rodea, que retiene, que destroza coches y, si hace falta, agrede.

Las avenidas siempre fueron de los nacionalistas porque son los ciudadanos de primera, los charnegos deben de ir por vías secundarias. Si no están de acuerdo, tienen libertad para marcharse a su tierra de origen.

La cámara

La estrategia de los rebeldes quedó a la vista de todos: cerraron el Parlament, nada más aprobar la ley de desconexión y se hicieron fuertes en la calle. ¿En qué país del mundo, con una sociedad fuertemente dividida y en claro enfrentamiento con el Estado, se le ocurre a alguien dejar sin voz al Parlamento? Solo en la Cataluña del Juntos Por el Sí y la CUP. Cierran el poder legislativo, cercan al poder Judicial y se sirven del Ejecutivo para ganar el referéndum con urnas opacas (nada de cristal) preparadas en casa, con las mesas electorales presididas por voluntarios de la Asamblea Nacional de Cataluña y Ómnium Cultural, sin Junta Electoral, y con los resultados dictados desde la Generalitat, con un ficticio porcentaje de noes para dar sensación de pluralidad. Ese es el plan.

En el Parlamento, por mucho que retorciesen el reglamento tendrían que escuchar a los portavoces de la oposición, y entonces se iría abajo la Cataluña monolítica del nacionalismo. Con las puertas cerradas de la Cámara, la única voz que se escucha es la que proviene de los escraches del independentismo.

La batalla se traslada a la calle y el referéndum también se gana en la calle. Es importante percatarse de ello, porque si en la próxima semana continúan los rebeldes monopolizando la vía pública, el referéndum ilegal saldrá adelante, tal como ambicionan.

Para los organizadores de la consulta, un elemento fundamental para ejercer el control de la calle estriba en el comportamiento de los Mossos de d’Esquadra. Desde estas líneas tuve ocasión de decir, hace ocho días, cuando se celebró el primer mitin de la campaña en la plaza de toros de Tarragona, que la imagen apacible de los Mossos, observando, relajadamente, las colas del público que quería entrar en la plaza era premonitoria de lo que iba a suceder.

Mossos

Así fue. La actitud pasiva de los Mossos ante los desmanes de las huestes del independentismo es incompatible con la democracia. La orden de crear un mando unificado de los distintos cuerpos policiales, con un coronel de la Guardia Civil como responsable, es una medida necesaria, pero tardía.

La Generalitat va a boicotear esa orden. No va a quedar otro remedio que trasladar más contingentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil para que hagan la labor que no quieren realizar los Mossos de d’Esquadra. Tras tantos años de permisividad, toca ahora tomar medidas extraordinarias.

El deterioro es inevitable y el daño para la marca España, imparable. Ningún Estado democrático puede permitir que un desafío tan mayúsculo como el de la Generalitat salga adelante, porque quedaría automáticamente cuestionado. El objetivo irrenunciable es el fracaso de la consulta ilegal. Tiempo habrá de utilizar mecanismos más sofisticados para hacer frente a la estrambótica declaración de independencia que servirá de epílogo a la farsa.

Temas

por JUAN NEIRA

Sobre el autor


septiembre 2017
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930