El guiñol independentista abandona la etapa de indecisiones y recupera la competencia de desvariar a diario. En la jornada de ayer la producción de dislates se desarrolló en doble turno de mañana y tarde. Lo más sustantivo estuvo en la sesión vespertina protagonizada por un vídeo de Puigdemont en él que proponía a Jorge Sánchez, ex presidente de la Asamblea Nacional Catalana, para el cargo de presidente de la Generalitat. Setenta días después de las elecciones catalanas, el líder de Juntos Por Cataluña deja de ser un obstáculo para que las instituciones autonómicas elijan un presidente. No obstante, lo más interesante son los términos en que plantea el ex honorable su propuesta. Dice que «de manera provisional no presento mi candidatura». El prófugo considera que si se le solucionan los problemas judiciales que arrastra, causa de su huida a Bélgica, puede pedirle al futuro presidente nacionalista que renuncie y le ceda el sillón. La Presidencia de la Generalitat le pertenece como si fuese un cargo vitalicio. En el vídeo, Puigdemont afirma que le «he pedido al ‘president’ del ‘Parlament’ que se inicie lo antes posible una ronda de contactos para nombrar a otro candidato». Un frustrado aspirante a la investidura se permite dar órdenes al presidente de la Cámara legislativa. Le traen al pairo los conceptos básicos de toda democracia parlamentaria. Con la separación de poderes y las competencias de las instituciones hace una empanada y se la come. La propuesta de elegir a Jorge Sánchez como presidente provisional no va a prosperar. El juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, que instruye el proceso contra los dirigentes independentistas por sedición y rebelión, no va a permitir que salga de la cárcel, y sin ese permiso las opciones de investirlo son nulas, dadas las condiciones impuestas por el Tribunal Constitucional. En resumen, sólo se avanzó en una cosa: la renuncia provisional del prófugo Puigdemont a volver a presidir las instituciones autonómicas.