EL SISTEMA DE PODER
El juicio contra el ex secretario general del SOMA, José Ángel Fernández Villa, que debe sustanciarse en la Audiencia Provincial, ha quedado aplazado a petición de la representación legal del acusado. La defensa alegó falta de tiempo para que los peritos contratados pudieran revisar la contabilidad del sindicato, dado la tardanza observada en trasladarles la documentación. El político y sindicalista ha sido llevado al banquillo por la acusación de apropiación indebida, realizada por los actuales dirigentes del sindicato minero. El último dictamen pericial sobre la salud del carismático líder confirma que está en condiciones de participar en el juicio, aunque se emociona cuando se le habla de esa circunstancia. Una prueba más de normalidad, añadiría yo, porque las personas que están en trance de pasar por el banquillo, debiendo hacer frente a imputaciones delictivas, no suelen referirse a ellas con la cabeza fría, sino envuelta en sensaciones de fuerte contenido emotivo. Villa es como los demás. La relación entre estímulo y respuesta es la adecuada.
El importante hueco que se abre en los medios el ex secretario general del SOMA, ex diputado autonómico del PSOE y ex senador del mismo partido, no concuerda con la dimensión vital y social que tiene hoy día el personaje, convertido en un jubilado anónimo sin relaciones, carente de apoyos y ajeno a cualquier actividad pública. El juicio versará sobre hechos relacionados con su actividad de alto y poderoso dirigente sindical, pero ni aún esa importante cuestión justifica la expectativa levantada. La opinión pública asturiana, cuando mira su figura tambaleante, apoyada en más brazos que piernas, está viendo la representación de una época. En su caso, más que en otros, hay que hablar de Villa y sus circunstancias, entendiendo por tales la globalidad de su actividad pública, de la que no se puede dejar al margen su proyección política. Y la de tanta gente que le rodeó en las dos organizaciones, SOMA y PSOE. Despierta curiosidad la querella del SOMA a su antiguo jefe, pero sobre todo hay avidez por conocer la anatomía del sistema de poder que mandó en la región durante treinta años. Me temo que ninguna exploración médica nos lo va a suministrar.
No estoy insinuando la comisión de graves delitos; me refiero a los mecanismos del poder, la forma de ejercerlo, los beneficiarios de las decisiones tomadas. Queremos saber todo lo que sirva para explicar por qué Asturias está como está.