La noticia es heladora: el Consistorio carbayón tendrá que pagar 30 millones de euros más por Villa Magdalena, esto es, por uno de los muchos caprichos de Gabino de Lorenzo. Por supuesto, con la sentencia sobre la mesa, con independencia del margen de maniobra legal que tenga el Gobierno de Oviedo, todo se queda en el aire, empezando por los presupuestos municipales, tal y como escribe Gonzalo Díaz- Rubín en EL COMERCIO.
Ante ello, cabe preguntarse si Gabino de Lorenzo, atrincherado como Delgado del Gobierno en funciones, tiene algo que decir. Y no sólo Gabino, sino también su fiel infantería mediática que en su momento saludó con tanto alborozo la operación de Villa Magdalena. ¿Alguien tendrá un solo argumento que pueda justificar que semejante operación fue beneficiosa para la ciudad?
Villa Magdalena y otras quiebras. ¿Qué queda de aquella maravilla de ciudad que tanto asombraba a los visitantes según los coros y danzas que durante tiempo jalearon a Gabino el privatizador? ¿Cómo hacer frente ahora no sólo a lo que acaba de dictaminar el Tribunal Supremo con su sentencia, sino también a otros muchos derroches, incluido el Calatrava?
Oviedo, la ciudad de los palacios. Oviedo, la ciudad de los prodigios. Oviedo, como un Camelot de zarzuela al gabiniano modo. Oviedo, cantado y contado por Gabino de Lorenzo transformado en una especie de don Hilarión llariego.
Tanto derroche, tanto grandonismo, tanto matonismo político en los discursos, tanto sainete en las formas, tenían que pagarse algún día. Pero, claro, a quien le tocará cargar con todo ese cúmulo de excesos será al conjunto de contribuyentes, al tiempo que esos dineros no podrán destinarse a los servicios públicos que la ciudad necesita.
Palacete de Villa Magdalena, muestra inequívoca de un modo de hacer política que nos lleva a la actual encrucijada. Cuando Gabino de Lorenzo perdió la mayoría absoluta en 2011, no pudo, por fortuna, llevar a cabo aquel delirante proyecto para la calle Uría, con el que se pretendía tapar el agujero que suponía Villa Magdalena. Aquello fue el principio del fin de su trayectoria política. Pocos meses después, gracias la mayoría absoluta conseguida por Rajoy en noviembre del mismo año, el que había sido durante tantos años regidor de nuestra heroica ciudad, se refugió en la Delegación del Gobierno como retiro dorado que le proporcionó su partido.
Lo que queda del gabinismo no son más que pufos y deudas. Lo que queda es una ciudad hipotecada, que tiene un principal responsable, que, por otra parte, contó con decisivos apoyos mediáticos que fueron decisivos para que su populismo surtiera efecto.
Sería catártico, creo, un paseo por Villa Magdalena y alrededores, preguntándose durante el itinerario por la utilidad de semejante inmueble para la heroica ciudad.