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Luis Arias Argüelles-Meres

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Recuerdos de Oviedo: Tensi, el gran capitán

“He amado a las estrellas con demasiado cariño como para tener miedo de la noche”. (Galileo).

El barro, en la mayoría de los partidos que se disputaban en el Tartiere, tenía su protagonismo, sobre todo, su movilidad, era saltarín. Y son muchas las imágenes que se me agolpan al recordar a Tensi, siempre en su sitio, y, en no pocas ocasiones, con el barro que le saltaba al pantalón, a la camiseta y hasta en el rostro, barro que acompañaba a las botas y al balón en múltiples jugadas.
Tensi, el gran capitán del Real Oviedo, que jugó 13 temporadas como titular del primer equipo desde 1966 hasta la temporada 77-78, cuando colgó las botas como futbolista.
Recuerdo haber escrito en su momento que fue injusto que en toda su trayectoria futbolística no hubiera sido internacional. Y no afirmo esto porque la pasión me ciegue, sino porque, como defensa central, atesoró una calidad indiscutible.
Pero, ante todo y sobre todo, más allá de un defensa solvente, seguro y de calidad, Tensi fue el gran capitán del Real Oviedo. Respetado, salvo excepciones, por los árbitros, con predicamento entre sus compañeros y admirado por la afición. Al bravo jugador de Sama jamás se le discutió en el ámbito del oviedismo, nunca se cuestionó nadie su calidad, ni tampoco su carisma como futbolista en el vestuario y en el campo.
El gran capitán, digo, en aquel Real Oviedo de mi infancia, adolescencia y primera juventud. No sabría precisar desde qué temporada se puso el brazalete, se diría que lo llevó siempre, casi siempre.
A Tensi le tocó vivir una etapa en la que el Oviedo parecía eternizarse en segunda división, hasta que vino el ansiado ascenso en 1972. Pues bien, en aquella larga travesía, con más sinsabores que alegrías, siempre cumplió dignamente con su cometido. Y, cuando llegó la hora del regreso a la llamada división de honor, aquello, ni mucho menos, le vino grande, seguía siendo un referente de seguridad en el juego y de serenidad en el campo.
En una ocasión, recuerdo haber leído en un diario madrileño que tuvo un enfrentamiento con un árbitro que pasó a la historia del Oviedo por haber regalado injustamente un triunfo al Madrid en el Carlos Tartiere. El colegiado de marras era Orellana, cuyo arbitraje en el Carlos Tartiere fue verdaderamente escandaloso. Aquel encuentro se disputó el 1 de abril de 1973, y, si la memoria no me traiciona, hubo, al menos, un penalti de libro que el árbitro no tuvo a bien señalar, al tiempo que la dureza de algún defensa del Madrid resultó tremebunda. El caso es que el tal Orellana fue recusado y que acaso encabece la historia del mayor agravio arbitral sufrido por nuestro equipo.
Pues bien, andando el tiempo, el colegiado de marras volvería a arbitrar al Real Oviedo en un partido a domicilio en el que, según leí en su momento, Tensi le increpó verbalmente. Lo que no recuerdo es la sanción que aquello le pudo acarrear al defensa azul.
Años, reitero, de infancia y adolescencia, en aquellas edades en las que un futbolista profesional nos parecía mayor, años en los que, salvo excepciones, nuestro Real Oviedo no terminaba de recuperar sus glorias; años en los que “el jorobu” no solía producirse en el Tartiere; años, en general, de estancamiento del equipo, desde aquel descenso a segunda que se produjo en la temporada posterior a los traspasos de Paquito y Sánchez Lage al Valencia.
Lo cierto es que el oviedismo tenía asumido que aquella larga etapa en segunda era el castigo que se sufría por aquellos traspasos de dos jugadores que no sólo atesoraban una calidad futbolística innegable, sino que además hacían equipo.
Pero, volviendo a Tensi, más que un mito, más que un ídolo, fue un referente de honestidad, de lucha y de oviedismo. Fue, para todos, uno de los nuestros, fue el Oviedo.
¿Cómo no recordar que Tensi, además de su seguridad como defensa, fue también el jugador que se encargaba de transformar los penaltis en sus últimas temporadas en el Real Oviedo? Rara vez se tuvo esto presente, lo que me parece completamente injusto.
Años de segunda división, barro en el césped del Tartiere, a veces, no pocas, charcos alrededor de las porterías. Aquella imagen en la grada de general protagonizada por un sinfín de paraguas, por cierto, en su inmensa mayoría, de color negro, en consonancia con aquellos años de la tele en blanco y negro, de una época oscura del Oviedo, de una época muy oscura en el conjunto del país.
En todo caso, allí estaba Tensi, frente a la delantera rival, frente al barro, frente a las adversidades futbolísticas de aquella época del Real Oviedo.
Y, como escribí más arriba, a Tensi jamás se le discutió, sobre todo, porque jamás dio motivos para ello.
Pasó el tiempo, una vez que había colgado las botas y teníamos constancia de que seguía muy vinculado al club.
Estamos hablando de una gloria del oviedismo, que tiene el mérito añadido de haber sido futbolista en una época en la que nuestro equipo cosechó más sombras que luces.
Ciertamente, no es poco.

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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