Wenceslao López y la FSA
Hay que ver lo que cambian los tiempos. Sería impensable que los anteriores dirigentes de la FSA le hubiesen dado el más mínimo apoyo a Wenceslao López. De hecho, conviene recordar que, en su momento, el actual alcalde de Oviedo ganó las primarias en la AMSO no sólo al margen de la cúpula socialista asturiana, sino en contra, si se tiene en cuenta que parecían estar encantados con el señor Carreño y compañía. Y tampoco debe olvidarse que, si hay un alcalde socialista en Oviedo, ello se debe a la generosidad de Ana Taboada que, siendo Somos el grupo municipal mayoritario de la izquierda en Oviedo, prefirió darle la alcaldía a Wenceslao para evitar la continuidad del ‘gabinismo’, mientras que la FSA de entonces, a resultas de lo que había sucedido en Gijón, prefería que la ciudadanía carbayona se quedase sin un gobierno municipal de izquierdas.
Desde luego, los tiempos han cambiado mucho en lo que se refiere a las relaciones entre la FSA y un legendario militante socialista como Wenceslao López, que atesora una trayectoria marcada por la honestidad y el rigor y que nunca vio con buenos ojos que por parte de los dirigentes socialistas asturianos se renunciase a la alcaldía de Oviedo, o que, al menos, se resignaban a perder elecciones tras elecciones.
Y, por otra parte, alguien como Wenceslao López, que considera que ser de izquierdas no es sólo una cuestión de siglas y que no se arrastró adulando a nadie, es un lujo para esta ciudad, un lujo del que se prescindió durante mucho tiempo, pues se prefería la sumisión a la crítica.
Algún día tendrá que contarse con pormenores la extraña y sorprendente relación entre la FSA y Oviedo, porque es, como mínimo, llamativo que el partido que vino siendo hegemónico en Asturias no mostrase nunca un gran interés en recuperar la Alcaldía vetustense desde que Masip perdió las elecciones ante Gabino de Lorenzo en 1991, aunque sin contar este último con mayoría absoluta.
