Uno. Cualquiera que siga la comisión de investigación del Parlamento andaluz sobre los ERE fraudulentos, también conocidos como «fondos de reptiles», quedará atónito. El mecanismo, perpetrado durante una década, llevó a volatilizar la nada despreciable cantidad de mil millones de euros en ayudas ilegales. Esto es, a trabajadores que nunca habían estado en la empresa objeto del ERE, o, directamente, a compañías que se creaban exprofeso para recibirlos. El escándalo –que salió a la luz a través de Mercasevilla- lleva 40 imputados judiciales y, ahora, tarde mal y nunca, el Parlamento andaluz decide investigarlo. Eso sí, montan una comisión en pleno mes de agosto –cuando es de sobra conocido el interés del ciudadano por la política- y con unas normas cuando menos curiosas. Los grupos, por ejemplo, no pueden interrogar durante más de 10 minutos al compareciente. Todo esto, claro está, después de salvar la negativa del PSOE a la misma que reiteró hasta en una veintena de ocasiones.

Dos. Pues bien, de los nueve citados por el momento, ocho se han negado a hablar. Únicamente el que está en la cárcel, el ex director de Empleo denominado el «camello de la cocaína», dio a entender que el mecanismo corrupto era aprobado por las altas instancias de la Junta de Andalucía. Los demás, ni siquiera se dignaron a responder a los diputados. Es más, en algún caso hasta mostraron una actitud ciertamente chulesca al pedir las preguntas por escrito. Supuestamente, esta negativa a declarar se debe a que podría perjudicar la investigación judicial en curso. Y para evitarlo, hasta un citado, hizo mutis por el foro marchándose al extranjero. La perplejidad al ver semejante teatro debería ser tremenda, pero como hace tanto calor…
Y tres. Todo esto me hace confirmar mi falta de fe en las comisiones parlamentarias. Sirven para dar espectáculo, como el que se producirá cuando comparezcan Chaves o José Antonio Griñán, y poca cosa más. En este caso, ya ven, los comparecientes se niegan a contestar y sus señorías les miran con cara de tontos. Delante de un juez, sin duda, sería otra cosa. Digo todo esto porque, a la vuelta del verano, tenemos una comisión en el Parlamento asturiano. Se trata de la conocida «operación Marea» y que se lleva a cabo por las condiciones impuestas para gobernar de UPyD. En fin, tendremos que ver qué pasa, pero puede que estemos en las mismas. Se preguntarán ustedes qué pinta aquí la foto del Ecce Homo tan nombrada estos días. Es bien fácil: la verdad sería el retablo original, y el «Ecce Mono» pintado por la anciana lo que queda después de la actuación de una comisión parlamentaria. ¿Se parecen acaso?