Ayer fue presentado en sociedad el proyecto de ampliación y reforma del Hospital de Cabueñes. No es la primera vez. Ya en enero del 2015, el anterior consejero de Sanidad, Francisco Blanco, lo había intentado a su manera. Es decir, de forma más modesta y dejando múltiples incógnitas por despejar. De hecho, la oposición se cebó en sus críticas tildándolo más de «proyecto imaginario» que otra cosa. Propaganda electoral de cara a los comicios a celebrar ese mismo año. Pues bien, decía entonces Blanco que la licitación iba a tener lugar pocos meses después. Sin embargo, han tenido que pasar más de dos años -sí, las cosas en nuestro paraíso natural funcionan de esta manera- para que se haya hecho realidad. En concreto, fue licitado en febrero de 2017 por 693.595 euros. El nuevo consejero del ramo, Francisco del Busto, como digo, lo presentó con todo lujo de detalles a los ayuntamientos y con gran parte de la cúpula sanitaria asturiana presente. Una ampliación y reforma, no podemos negarlo, muy ambiciosa. Al final de las dos fases que se quieren llevar a cabo, prácticamente tendríamos un hospital de paquete. Edificio de nueva planta, remodelación completa de su interior y mejores servicios acordes con el siglo que vivimos. Además, pasaríamos a duplicar casi la superficie actual, cien nuevas camas y, tecnológicamente hablando, nuestro vetusto Cabueñes estaría a la última. Dice Del Busto, como ejemplo, que los cirujanos desde la mesa de operaciones tendrán acceso directo al historial clínico del paciente. Como ven, muy guapo todo. Sólo con ver las infografías que se reproducen en estas mismas páginas, uno acaba enamorándose del nuevo complejo. Dejando atrás como una imagen del pasado ese hospital desbordado, obsoleto e incómodo que esta ciudad está pidiendo a gritos que se renueve. Eso, según el consejero, comenzará a verse hacia finales de 2018. Fecha en la que se pretenden comenzar las obras con una inversión prevista de 38 millones de euros. Ahora bien, si nos guiamos por las del otro gran centro sanitario de nuestra comunidad -me refiero al Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA), claro- será más. Bastante más y con plazos de ejecución mucho más amplios. Para que se den una idea, el HUCA se acabó con un sobrecoste de 90,1 millones de euros. Un incremento cercano al 45% del importe final de su adjudicación. En fin, disfrutemos del momento. De ver cómo una de las grandes obras pendientes en Gijón, gracias a Dios, va tomando poco a poco cuerpo. Al menos, en lo que a la primera fase se refiere, porque la segunda, ojo, no tiene ni fecha establecida y es mucho más compleja.