Nada nuevo bajo el sol. El discurso de Javier Fernández en el Debate de Orientación Política dejó claro lo que ya sabíamos: Asturias está parada. Quieta y estancada a la espera de un pacto que se antoja casi imposible. Me refiero, obviamente, al presupuestario de cara al año que viene. De hecho, es en lo que más puso ahínco el presidente del Principado durante su intervención, haciendo constantes llamamientos a la búsqueda de acuerdos dentro de la izquierda. Apelando a su sentido de la responsabilidad y dejando atrás las desavenencias constantes que han marcado esta legislatura. Era el objetivo de este primer día y, por lo que dijeron después de la sesión tanto Podemos como IU, no parece que su confianza haya subido demasiado. Es más, Fernández llegó a ofrecerles acuerdos concretos como una red educativa pública y universal de 0 a 3 años -que ya había acordado con IU en el pacto de investidura- y la creación de una unidad anticorrupción. Algo en lo que Podemos está muy interesado, pero siempre que se gestione a su manera, es decir, con independencia total del gobierno. Eso sí, fue claro en cuanto a las posibilidades de explorar la otra vía: alcanzar un pacto con el PP como el año pasado. El Presidente no lo ve ni de lejos. Cree que eso de querer bajar los impuestos hasta límites insospechados, pone en peligro la financiación de los servicios. Entiende, pues, que ya con la rebaja en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones que se produjo en este ejercicio, se ha agotado el cupo de las bajadas fiscales en nuestro paraíso natural. No hay más. Que se contenten con esto los asturianos que la fiesta se acabó. Asimismo, tuvo lugar la tradicional defensa del carbón, aunque luego el PSOE junto con Unidos Podemos vote en el Parlamento español el anticipo del cierre de las térmicas. La apuesta inequívoca por la sanidad pública con la anunciada ampliación del Hospital de Cabueñes, además de alguna mención sobre la cooficialidad del asturiano que, a su juicio y como es notorio, no toca. Estamos, por tanto, ante una legislatura ya casi amortizada. Faltan 19 meses para que se acabe y, sin embargo, tal parece en el día de ayer se estuviera despidiendo de nosotros. Que nuestro paraíso natural fuese un lugar próspero, lleno de gente joven que encuentra trabajo para no tener que emigrar y al cual llega población en masa. Nada más lejos de la realidad. Asturias necesita un empujón, un fuerte empujón, y no parece que lo vayamos a tener en lo que nos resta hasta elecciones. Al menos, esa sensación quedó después de escuchar un discurso de Javier Fernández demasiado plano.