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Cómo ser CR7

Aficionados sostienen caretas con la imagen de Cristiano Ronaldo.

Aficionados sostienen caretas con la imagen de Cristiano Ronaldo.

En la surrealista película ‘Cómo ser John Malkovich’ (1999), el director Spike Jonze permitía que gente corriente se colara en el cerebro del conocido actor estadounidense y pudiera vivir por un momento la vida del protagonista de ‘Muerte de un viajante’, ‘En un lugar del corazón’ o ‘Las amistades peligrosas’.
Este miércoles, en el Santiago Bernabéu, todos querían ser Cristiano Ronaldo. Incluso el jugador luso deseaba ser él mismo. Desde el palco, vio a sus compañeros enfrentarse al Galatasaray, mientras le comían los demonios pensando en lo que podía haber hecho ante los turcos sobre el césped del coliseo blanco si una inoportuna sobrecarga no le hubiese alejado por vez primera esta temporada de la alineación titular del Real Madrid.
Al menos, el portugués pudo disfrutar del espectáculo visual de un estadio entregado a su jugador franquicia en el que 45.000 personas -algunas de ellas, parte de los 3.000 seguidores turcos que viajaron para animar a los de Mancini- se convirtieron de repente en CR7. Alejados de la situación irreal y fantástica planteada por Jonze en su film, las grada merengue se convirtió en un mosaico de rostros repetidos del ‘comandante’, la primera vez en el minuto 7, el de Juanito, el de Cristiano. El Bernabéu se transformó en una copia futbolística del cartel de la cinta basada en el premiado guión de Charlie Kaufman, cambiando la máscara con la faz de Malkovich por la del luso.
Antes, el Fondo Norte reivindicó los méritos del crack de Funchal para alzarse con el Balón de Oro con un tifo gigante en el que se jugaba con la coincidencia de la palabra oro con la última letra de Cristiano y las dos primeras de Ronaldo. Y es que la familia madridista lleva muchos años esperando que uno de sus miembros reciba el áureo trofeo. A Chamartín llegaron estrellas ya premiadas, como Figo y Ronaldo -«el brasileño, el verdadero», que diría Mourinho-, pero hay que remontarse hasta 1959 para ver al jugador blanco en conseguirlo. Fue Alfredo Di Stéfano, uno de los cuatro grandes de la historia, el que lo logró entonces. Cristiano cuenta con ampliar con su nombre esta lista de intocables, pero antes espera colocar su segunda pelota dorada en su estantería de reconocimientos individuales.

El Bernabéu pidió en Balón de Oro para el crack luso y le rindió pleitesía con un tifo gigante y 45.000 caretas con su rostro

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