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Manuel Guisande

2 laps to go

¿Y cuál es tu duda existencial?

A mí ya me gustaría tener esa duda de, por ejemplo, cuando vas a comer a un restaurante, plantearte: ¿carne o pescado?, o si vas a ir a un sitio decir: ¿en coche o en autobús?, y cuando regresas decidir: en coche. Pues no, va el rarito del Guisande y su planteamiento existencial en un lluvioso día de noviembre es: ¿Qué es más placentero: estornudar o bostezar?.

Y yo, que soy muy sincero y noble me pregunto: ¿Pero es que se puede ser tan parvo como para tener esta duda metafísica con la que está cayendo; pero hijiño, es que no tienes otras preocupaciones en la vida?. Y lo peor es que hasta me contesto y digo: «Sí, las tengo». Y no sé si el eco o un amigo que me habla o la conciencia, pero oigo: «Chaval, estás fatal, pero fatal, fatal».

Pues el asunto es que como no encontraba una solución a este dilema del bostezo y el estornudo, entonces me dije: Pues nada, ¿me voy a preocupar yo solo?, si hombre; para algo están los amigos y voy a compartir este desasosiego y sufrimiento con los bloglectores y a ver qué dicen, porque yo no lo tengo claro. Y no lo tengo claro porque el estornudo, por ejemplo, no se puede provocar, surge, a no ser que te eches esos polvillos de Carnaval en las napias… pero no es lo mismo.

Un estornudo, pero un buen estornudo, en el silencio de una sala repleta de gente no hay quien lo pague, es una auténtica gozada y verás a tantas personas que te miran y te clavan sus pupilas en tu pupila azul que hasta pensarás que estás en un banco de ojos.

Además, cuando estornudas no es solo uno, sino que por lo general son dos o tres, y si eres un tipo con suerte hasta cuatro y cinco, cogiendo aire, bajando la cabeza y cerrando los ojos con una satisfacción… Y cuando crees que esto es lo más de lo más, te dices: ¿Y bostezar? Pues también tiene lo suyo, hombre, que si te empeñas, abriendo y cerrando la boca despacito como un pececillo, lo puedes provocar.

Además, este placer, curiosamente, lo puedes compartir ya que tiene un efecto dominó porque, como alguien te vea, al poco rato, si te fijas, abrirá las mandíbulas como nunca te pudieras imaginar que existen bocas tan grandes, tan inmensas.

Pero el bostezo, si lo que buscas es la felicidad total, lo puedes acompañar desperezándote, estirando los brazos hasta que te llegan a la estación espacial MIR y doblando el cuerpo como un arco. ¿Estornudar, bostezar? Y como no atisbo solución alguna, estas disquisiciones tan trascendentales me recuerdan (aunque no tienen nada que ver con el bostezo y el estornudo) a una que decía mi amigo Gumersindo Villar, otro filósofo de la estupidez, con el que me identificaba plenamente, claro. Pero él, sin embargo, llegaba a conclusiones más o menos acertadas.

Así, un día que me encontró un poco apagado, como tristón, tras charlar un rato para animarme me dijo a modo de conclusión argumental mientras me agarraba por el hombro: «Mira Guisande, el vacío existencial es terrible; pero el estomacal, el estomacal no ha quien lo aguante». Dios, que hambre me entró y que razón tiña.

Y a ti que te da más placer ¿estornudar o bostezar?

Es que me faltan 2 vueltas para el final, aunque no sé si he empezado

Sobre el autor

Un blog en el que puedes leer situaciones curiosas de la vida o anécdotas con la única pretensión de que sonrías. 2 laps togo es que me faltan 2 vueltas para el final, aunque no sé si he empezado


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