Nadal reconquista Florida
No se dejen sorprender por el título de la columna. Sé que Nadal perdió la final del Masters Series de Cayo Vizcaíno el domingo. Cayó -con justicia- ante un Nikolay Davydenko muy efectivo e inspirado. Pero Rafa también alcanzó una victoria sin precedentes: tener al público estadounidense rendido a sus pies. Puso España otra vez en el mapa para los norteamericanos, que ya se habían olvidado de que existíamos (por razones que no vienen al caso). Hizo que la pista central de Crandon Park no sólo aplaudiera su esfuerzo, sino que incluso corease su nombre. Al unísono. Como si estuviera jugando en casa. Sólo que estaba en Estados Unidos.
Muchos dirán que Miami está lleno de hispanos, por eso el manacorí era ovacionado. Y seguro que eso ayuda. Pero aquellos que tuvimos la suerte de estar en la final que disputaron hace ahora cinco años el español Carlos Moyá y el estadounidense André Agassi en la misma pista sabemos que lo ocurrido el domingo es digno de admiración. Principalmente, porque el público de Estados Unidos no es dado a ceder su apoyo a alguien que procede otro país. Y menos en eventos deportivos. En segundo lugar, porque las entradas para el gran partido se agotaron antes de jugarse las semifinales, cuando la mayoría de aficionados pensaba que Andy Roddick llegaría a la cita final. Es decir, un gran número de asistentes al choque del domingo esperaban ver a un estadounidense. Pero una vez allí hicieron historia coreando el nombre de un español.
Ni Sergi Bruguera, que cayó en la final del mismo torneo contra el austriaco Thomas Muster en 1997, ni Moyá en la edición de 2003 consiguieron conectar con el público de Cayo Vizcaíno de la forma que lo hizo Rafa. Su sencillez, humildad, esfuerzo y espíritu ganador le han convertido en un referente para jóvenes de todo el mundo, y los norteamericanos no han dudado en tomarle como ejemplo. Casi dos siglos y medio después, Florida vuelve a mirar hacia España. Nadal la ha reconquistado.