Muchos lo veían venir desde hace tiempo. Lo que no estaba claro era qué nombre estaría delante en las listas, y cuál sería el segundo de a bordo. Al menos hasta ahora. El aspirante demócrata a la Presidencia de Estados Unidos Barack Obama superó este fin de semana a su rival Hillary Clinton en el número de apoyos de superdelegados -único apartado en el que le aventajaba la senadora- y muchos han optado por coronarle ya como el elegido para representar a su partido en las elecciones generales de noviembre… con Hillary como vicepresidenta.
Según los analistas estadounidenses, ese tándem con la ex primera dama permitiría a Obama asegurarse los votos de las mujeres y de gran parte de los electores blancos que tan difícil se lo han puesto en las primarias. Aunque no todo el mundo comparte esa opinión. Especialmente en el seno del partido demócrata, donde muchos ansían la vicepresidencia.
Podría ser el caso de Christopher Dodd, ex aspirante a la candidatura demócrata, quien ha declarado que es improbable que el senador por Illinois ofrezca el puesto a Clinton. Igualmente se ha pronunciado Ted Kennedy, uno de los patriarcas del partido, quien afirmó que Obama debería escoger como número dos a alguien con verdadero liderazgo y sintonía con sus ideas.
Las primarias todavía no han terminado. Pero hasta el propio Obama parece creerse vencedor. De hecho, en su último discurso envió un mensaje de unidad a los votantes demócratas y en lugar de atacar a Clinton habló de su posible rival en noviembre, el republicano John McCain. Puede que esté vendiendo la piel de la osa antes de cazarla. O puede que al final se la lleve de caza con él.
Lo que sí parece claro es que cualquiera de los dos candidatos tiene serias opciones de ocupar el despacho oval. Según un sondeo llevado a cabo por Los Angeles Times y la agencia Bloomberg, ambos demócratas derrotarían a McCain si las elecciones generales de EEUU se realizaran esta semana. Ahora falta por ver si le derrotarán juntos o no.