McCain, como la tortuga del cuento
Los republicanos sueñan con dar la gran sorpresa el próximo martes 4 de noviembre. Desean ser como la tortuga de la famosa fábula de Esopo. Aquella que ganó a la liebre porque ésta se confió demasiado. Pero McCain y los suyos saben que lo tienen difícil. Muy difícil. No en vano han estado por detrás en los sondeos durante más de un 90 por ciento de la campaña electoral. Obama ha sido como una liebre, pero de las de verdad. De las que no frenan en su carrera hasta estar seguras que se han distanciado lo suficiente de su perseguidor. Sólo en contados momentos ha sido relegado a un segundo plano. Y ahora, que es cuando de verdad importa, aparece como caballo ganador en casi todas las quinielas.
Las cifras de las encuestas varían según la fuente, pero la tendencia es similar en todas ellas. McCain estuvo por delante en el primer tercio del año 2008, especialmente entre los meses de marzo y abril. En aquel entonces todavía había dos aspirantes a la candidatura demócrata, Hillary Clinton y Barack Obama, por lo que la opinión del electorado estaba muy dividida. El republicano, por su parte, ya era virtualmente el representante de su partido de cara a las elecciones.
Desde entonces, la historia ha sido distinta. Barack Obama empezó a deslumbrar tanto por su presencia frente al público como por su asombrosa capacidad para recaudar ingentes cantidades de dinero para su campaña. Poco a poco, su nombre se fue afianzando como candidato demócrata, y llegada la Convención Nacional de su partido, Hillary Clinton no tuvo más remedio que darle la enhorabuena por la victoria. Joseph Biden fue nombrado candidato a la vicepresidencia, lo cual no tuvo un efecto notable en los sondeos.
Distinto fue lo ocurrido un mes más tarde en Minneapolis. La Convención Nacional Republicana y el posterior nombramiento de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia dieron alas a un McCain hasta entonces muy discreto en la carrera electoral. Durante varios días, el veterano de guerra aventajó al joven de Honolulu en casi cuatro puntos según algunas encuestas. Pero pronto perdió la inercia conseguida frente a un Obama tranquilo y conciliador, que barrió del escenario a su oponente en los tres debates televisados que tuvieron los candidatos. Tras el tercero de los encuentros, el demócrata llegó a tener más de 10 puntos de ventaja.
La incapacidad de McCain para desmarcarse del gobierno Bush, unido a su énfasis por descalificar al rival en lugar de proponer ideas han hecho el resto. A pocas horas de que se abran las urnas, el republicano sigue muy por debajo en las encuestas. Salvo que la liebre Obama se duerma o se equivoque, la tortuga McCain no llegará primera a la meta.