Seguro que muchos de ustedes se han dado cuenta. Este fin de año tiene una frase estrella. Una oración que se repite hasta la saciedad en cada cena, reunión, fiesta o evento social. Viene a ser algo así: “Menos mal que este año ya se acaba, a ver si 2009 es mejor”.
Es como si todo lo que nos trajeron los últimos 366 días –recuerden que 2008 era bisiesto- hayan sido desgracias y problemas. Y, qué duda cabe, ha habido de todo. Pero también hay que ser justos y agradecer lo bueno que hemos vivido durante los últimos 12 meses. No es que haya que olvidar la crisis, los atentados, accidentes aéreos o desastres naturales. Simplemente, hay que recordar lo positivo. Bastantes altibajos tiene de por sí la vida como para, además, centrarnos más en los bajos que en los altos.
2008 ha sido el año del giro más importante en la igualdad racial desde la abolición de la esclavitud. Un hombre de piel negra presidirá la nación más poderosa sobre la Tierra. Elegido democráticamente. Y con la esperanza de un mundo mejor. Además, la guerrilla colombiana recibió un fuerte golpe con la liberación de Ingrid Betancourt. En España, el aparato logístico de ETA se fue debilitando semana tras semana. Una media cercana a un arresto cada dos días. Casi nada.
Y qué decir de nuestro deporte. De Nadal, número uno del tenis mundial. De nuestra selección nacional de fútbol, campeona de Europa con todos los honores. De la de tenis, ganadora de la Copa Davis contra todo pronóstico. De nuestros Sastre y Contador, que se impusieron en las tres grandes vueltas ciclistas de la temporada. De nuestros medallistas olímpicos, con la segunda mejor actuación de todos los tiempos en los Juegos de Pekín. Sin lugar a dudas, un año grande para todos ellos.
Tampoco podemos olvidarnos de nuestra cultura. Del éxito de la Expo de Zaragoza, con casi seis millones de visitantes y más de cien países expositores. De triunfos personales, como el Óscar de Javier Bardem, que saben a victoria de todos. Y de posibles éxitos futuros, como las múltiples nominaciones de Penélope Cruz por su papel en “Vicky Cristina Barcelona”, que pueden llevarla a hacerse con la ansiada estatuilla muy pronto.
En definitiva, hay que reconocer que 2008 también tuvo sus cosas buenas. Y es importante entrar con optimismo en este 2009, para que éstas se multipliquen. Feliz Año Nuevo.