Los votantes del PP han de estar atónitos ante el despliegue de torpeza e incompetencia del que ha hecho gala su partido en las últimas fechas. Posiblemente, más que atónitos, desesperados. Y pidiendo a gritos que alguien tome el control de un grupo político que navega sin rumbo. Ni siquiera en los tiempos que corren -cuando más difícil es gobernar debido a la coyuntura internacional- los de Don Mariano son capaces de desmarcarse en intención de voto y ejercer la labor de desgaste que se les presupone como primer partido de la oposición. Un auténtico desastre de formación política, cada vez más desestructurada y carente de un líder de consenso y confianza.
La penúltima página de este particular libro de pifias que se escribe desde la calle Génova ha sido el desplante del alcalde de Boadilla del Monte al presidente de su partido, Mariano Rajoy. Apenas minutos después de que el candidato a la presidencia confirmase la dimisión del mandatario municipal, éste desmentía abiertamente haber puesto su cargo a disposición de la directiva popular. Arturo González Panero aseguró ser inocente, y negó que fuera a convertirse “en cabeza de turco de nadie”, dejando a Rajoy –una vez más- con cara de tonto. Todo ello vuelve a dejar en evidencia la falta de liderazgo de un Rajoy que ya ni siquiera tiene autoridad en el trato con sus propios alcaldes.
En un tiempo en que la situación económica ahoga a la población mundial, las cifras de desempleo en España baten todos los récords y las medidas anti-crisis del Gobierno se antojan cuanto menos insuficientes, la labor de una oposición madura debería ser fácil. Su tarea de controlar y desgastar al ejecutivo tendría que simplificarse mucho gracias al entorno. Sin embargo, los integrantes del PP insisten en demostrar que no están listos para el asalto a la Moncloa. Si no pueden coordinar a los miembros de su propio partido, ¿cómo podrán organizar un país sumido en una crisis económica de este calibre? ¿Cómo puede el electorado apoyar las críticas de Rajoy al Gobierno, cuando éste se encuentra ante una trama de corrupción en su propia casa?
El PP necesita hacer limpieza profunda en sus filas. Es coherente e imperativo que se produzcan dimisiones. Más de las que ha habido hasta ahora. Que haya, en efecto, cabezas de turco. Que se pase página, cuanto antes mejor. Y que se elija a un nuevo líder. Alguien que tenga valor de reorganizar este maltrecho partido. Quién sabe… A este ritmo, podría ser el alcalde de Boadilla.