El pueblo venezolano está escribiendo, paso a paso y capítulo a capítulo, el libro de su propia condena. Uno que les llevará, sin prisa pero sin pausa, a ser el país más pobre, endeudado y con menor futuro socioeconómico de toda Latinoamérica (que ya es decir). El populista y demagogo Hugo Chávez ha ganado –de nuevo- el pulso a la cordura y la coherencia. Se ha impuesto la “compra” de votos a base de regalos y limosnas. El “tú dame tu voto y yo te doy un saco de maíz”. Y claro, partiendo de esa premisa como llave maestra para ganar un referéndum, lo que vendrá a continuación no puede ser nada bueno.
Chávez sigue cada vez mejor el modelo de Fidel Castro en Cuba. Sus caminos son distintos –éste los disfraza de legalidad- pero los resultados son los mismos: ya tiene vía libre para perpetuarse en el poder en Venezuela de forma legislativamente aceptable. Lo intentó varias veces y hasta que no lo consiguió no cejó en su empeño. Ahora ha cambiado la Constitución y no ha dudado en autoproclamarse candidato para 2012: “a menos que Dios disponga otra cosa, que el pueblo disponga otra cosa, este soldado es ya precandidato a la Presidencia”. Pobres venezolanos.
Chávez no tiene pinta de ser una persona extremadamente brillante. Pero sin duda es un hombre con determinación. Se ha propuesto ser Presidente por el resto de sus días. Y, de seguir así, podría lograrlo. La pobreza y la ignorancia del 54% de los electores que votaron por el “sí” así lo demuestran.
A algunos kilómetros de allí, los venezolanos afincados en Estados Unidos (que cuenta con unos 50 mil votantes registrados) manifestaban la opinión de aquellos que han conocido naciones más desarrolladas y sociedades más avanzadas: el “no” arrasaba por un 98% y dejaba en evidencia que la diferencia entre los que votaron dentro y fuera del país está, primordialmente, en el nivel económico y las necesidades que sufre gran parte de la población de Venezuela. Chávez se ha impuesto por el voto de la miseria; de la desesperación de aquel al que le ofrecen pan para hoy y decide aceptarlo sin preocuparse por mañana.
El 45% de ciudadanos que votaron “no” a la medida tiene un largo camino por recorrer si pretende recuperar su país antes de que sea demasiado tarde. Especialmente porque dentro de muy poco ya no habrá siquiera medios de comunicación que les permitan expresarse libremente. Los días pasan. Nuevos capítulos de Chávez se van escribiendo. Y el reto es cada vez más difícil de conseguir. Que se lo pregunten a los cubanos.