Raúl Castro ha movido una nueva ficha en su particular partida de ajedrez para controlar totalmente el gobierno de su país. Dos semanas atrás nombraba a tres miembros del Buró Político del Partido Comunista -hombres de su confianza- como nuevos vicepresidentes del Consejo de Ministros. Ahora ha anunciado la fusión de varias carteras y el reemplazo de algunos de sus titulares. Cabe destacar la destitución del ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, y del vicepresidente Carlos Lage, ambos fieles a Fidel. En el caso de Lage, además, será sustituido por un militar, José Amado Ricardo Guerra, hasta ahora jefe de la Secretaría del Ministro de las Fuerzas Armadas.
El mandatario vende estos cambios como parte de un plan para reducir el volumen del gobierno y aumentar su eficiencia. Pero en realidad se trata de un proceso de consolidación personal en el poder, un año después de la renuncia oficial de su hermano Fidel. Nombramientos como el de Ramiro Valdés, un histórico de la revolución de 76 años de edad; sus acercamientos a países como Rusia, Argelia e Irán; y la eliminación de Carlos Lage, a quien muchos veían como un posible reformista post-Castro, demuestran que Raúl está yendo hacia atrás en lugar de hacia delante.
Con estos cambios, lejos de demostrar ese aperturismo del que ha hablado en otras ocasiones, al menos a nivel económico, Castro da un giro aún más izquierdista (si es que lo hay), haciendo temblar a aquellos que desde Estados Unidos habían promovido la apertura hacia la isla y el levantamiento del embargo. Habrá que estar atento a las reacciones que se produzcan en las próximas fechas desde Norteamérica.
Los que lo tienen muy claro son los cubanos en el exilio. A falta de poco más de un mes para la Cumbre Latinoamericana, nadie ve por ninguna parte los cambios ofrecidos por el menor de los Castro. Es más, consideran que sus reformas han sido tímidas, irrelevantes y ante todo “cosméticas”. Entre los ciudadanos que residen en la isla existe una sensación de indiferencia, a la vista de que las variaciones prometidas están lejos de ser una realidad. Y no hay que olvidar que este año es el Congreso del Partido Comunista y en él se debe nombrar un segundo Secretario. El que sería el sustituto de Raúl. A ver quién es el “elegido”.