Conocida es por los lectores mi admiración y respeto por Fernando Alonso, que el pasado fin de semana nos deleitó con una nueva demostración de pilotaje a pesar de las carencias de su Renault, obteniendo un trabajado quinto puesto. Sin embargo, hay otros aspectos que un auténtico campeón debe tener en cuenta si desea que el público le considere como tal. Y uno fundamental es la cercanía con sus seguidores.
Si bien es cierto que el incidente protagonizado con varios aficionados y un nutrido grupo de fotógrafos (fue agobiado de forma desmesurada en la jornada previa al Gran Premio) puede quitar a cualquiera incluso las ganas de saludar, hay otras formas de enfrentarse al problema. No es necesario salir corriendo como un fugitivo, dejando con un palmo de narices a aquellos que te veneran, y a algún que otro niño con lágrimas en los ojos. Esa es la gente que, al fin y al cabo, sigue llenando las gradas de banderas españolas y asturianas –entre otras- en cada circuito. Y se merecen el premio de ver de cerca a su ídolo.
Y es que Fernando aprovechó, no uno sino dos días seguidos, la misma estrategia para salir sin ser atosigado. Fue todo como un auténtico ballet. Primero salía Briatore, acompañado por su despampanante pareja. Cuando la atención estaba centrada en él, Fernando hacía un sprint desde la puerta trasera del hospitality hasta el pasillo existente entre los camiones de Renault, que lleva al garaje. Algo innecesario, e incluso decepcionante. No es de recibo ver a un bicampeón mundial evitando de un modo tan exagerado a sus fans. Los mismos que le animan en cada carrera.
Button salió a cuerpo gentil, ni siquiera con guardaespaldas. Lo mismo hizo Vettel. Massa se paseó y saludó a todo aquél que se cruzaba en su camino. Y la diferencia de trato fue rápidamente comentada por los que en aquel momento paseaban por el paddock. Una imagen que no beneficia a Fernando, y que por tanto debe remediar.
La solución parece sencilla: poner unas vallas protectoras en el camino que va del hospitality al garaje minutos antes del paso del piloto. Al igual que se hace con los futbolistas, o con los actores en los estrenos de cine. Así Fernando podrá pasar sin agobios, detenerse el tiempo que estime necesario y luego proseguir su camino. No es más que un problema de organización, pero si no se soluciona puede dañar a nuestro campeón. Y eso es algo que ni sus seguidores desean, ni el propio Alonso debe permitir que ocurra.