Formaba parte de las promesas de campaña del PSOE en las últimas elecciones, y ya es una realidad. El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes un Real Decreto en el que se especifican los criterios que regirán las becas para el próximo curso escolar, incluyendo ya las polémicas “becas salario”. Junto a ellas también se contemplan nuevas modalidades de ayudas, como las “becas de mantenimiento” para los alumnos en riesgo de abandono de la ESO por motivos económicos. Las primeras están destinadas a los universitarios y tienen una dotación de 2.800 euros. Las segundas otorgan al estudiante 1.350. Dos buenas medidas que, sin embargo, se quedan cortas y difusas.
Para la Unión Democrática de Estudiantes, el nuevo Real Decreto supone la extensión al sistema educativo del modelo de sociedad de Zapatero, basado en “subsidiar el desempleo en vez de favorecer el empleo”. La mayor crítica es que no sólo no se premia a los mejores alumnos, sino que además se regala dinero a los que obtienen peores resultados escolares. Algo que, además de ser a todas luces incoherente, ha levantado ampollas en los colectivos estudiantiles.
Por otro lado, las pocas organizaciones que sí aplauden las propuestas opinan que éstas se quedan cortas y las consideran poco más que “propaganda política”. A este respecto, el Sindicato de Estudiantes argumenta que las medidas económicas son buenas, pero para reducir el abandono escolar en España hay que hacer muchas cosas más. Entre ellas, reducir los alumnos por aula, aumentar el número de bibliotecas, favorecer el acceso a más ordenadores, e incrementar la cantidad de profesores disponibles.
Tampoco queda claro de qué manera se van a concretar las medidas, ni cómo pretende el gobierno controlar que la utilización de los subsidios sea la adecuada. Es más, según el texto aprobado, aquellos alumnos de secundaria que accedan a las becas y finalmente no obtengan el título de ESO tendrían que reintegrar el importe recibido. Lo que no se sabe es cómo piensa el ejecutivo recuperar dicho dinero, ni qué acciones se tomarán contra los jóvenes que no quieran –o no puedan- devolverlo.
La voluntad del PSOE es buena. Pero una vez más se queda en la idea inicial, sin desarrollo coherente ni a corto ni a largo plazo. No queda claro de dónde saldrá el dinero para las ayudas. Ni tampoco cómo se podrá sostener la caja de la Seguridad Social, ya que si las medidas son exitosas y se mantiene a la mayoría de la población joven estudiando, se estará reduciendo al mismo tiempo el número de personas cotizando. Todavía hay posibilidad de enmendar el Decreto para no dejar cabos sueltos. Ojalá Zapatero y el resto de su gobierno se den cuenta de que, si se aplica el texto tal y como está, todo quedará en buenas intenciones.
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