Las últimas horas de 2010 han sido testigo de una de las grandes catástrofes para el periodismo español. El cierre de CNN+ viene a confirmar lo que desde hace tiempo se sabía: nuestro panorama periodístico hace aguas y los responsables de los medios de nuestro país -algunos extranjeros- no tienen ninguna prisa por arreglar las fugas. El barco se hunde. Y no lo remedia nadie.
Podría ser un cierre como otro cualquiera. Se terminaba el acuerdo con la CNN estadounidense, la licencia era muy cara y además la fusión con Telecinco no permitía florituras presupuestarias. Pero lo lamentable del caso, aparte del hecho de que España pierde un importante canal de “todo noticias”, es que en su lugar se emitirá el nuevo canal 24h de Gran Hermano. Una diapositiva que refleja la realidad de los medios de comunicación en España. En 2011 cambiamos información por basura. El entretenimiento repetitivo, basto y falto de interés toma el lugar del espacio periodístico. A este ritmo, para informarnos por televisión tendremos que ver “Tonterías las justas”.
Iñaki Gabilondo deja paso a Mercedes Milá. Otro fiel reflejo del monstruoso cambio al que asistimos. La actual presentadora de realities sin pelos en la lengua pasará a ser el rostro estrella de una señal televisiva que hasta hace poco abanderaba el galardonado periodista. Ella también lo fue, pero de eso hace mucho. Ahora vende más el voyeurismo y la exposición de intimidades sin escrúpulo alguno. Milá se ha adaptado a la nueva realidad. Y la explota como nadie. Los que no lo han hecho deberán pasar por el aro, y dedicarse a otros menesteres.
La solución para los espectadores no consumidores de telebasura se limita a acudir a las cadenas públicas y a los espacios informativos puntuales, cada vez más politizados. Es tal la diferencia entre la presentación de una noticia en uno y otro canal de televisión que cualquiera dudaría sobre la autenticidad de los hechos que allí se narran. Y cada vez va a peor.
Las máximas del periodismo son “informar, formar y entretener”. En televisión, la primera va camino de la desaparición. De la segunda no sabemos nada desde hace años. Y la tercera ha degenerado hasta convertirse en un circo para tontos de baba. Menos mal que las nuevas tecnologías nos permiten, cada vez más, llegar a la información por nuestros propios cauces. Bendita Internet. Donde, por supuesto, no es oro todo lo que reluce.