La juventud de hoy en día no deja de sorprendernos. Y lamentablemente no es gracias a su ingenio, innovación, espíritu revolucionario o afán por cambiar el mundo. Nos sorprende por su genuina y creciente estupidez. La inteligencia del género humano parece ir a menos. Es posible que seamos más tontos cada día. Y quizá sea un buen momento para empezar a aceptarlo. A los hechos me remito.
El pasado verano asistimos en España -y especial en Baleares- a la práctica del balconing. Una sorprendente actividad que consistía en saltar desde los balcones de los hoteles y apartamentos a las piscinas de los mismos. Se produjeron numerosas muertes y lesiones. La mayoría con turistas ingleses y alemanes como protagonistas. Pero los jóvenes no sólo no dejaron de saltar al vacío, sino que incluso empezaron a grabarlo en video. La estupidez elevada a la máxima potencia.
Ahora llega una nueva moda igual de inteligente que la anteriormente mencionada (por lo menos). Se trata del eyeballing. Una nueva forma de beber alcohol, pero de forma más bestial que nunca. Y es que la bebida no se consume por la boca. Entra directamente por los ojos.
Esta barbaridad proviene, cómo no, de Inglaterra. Aunque es justo decir que ya tiene seguidores en EEUU. El sistema es sencillo: se separan bien los párpados, se coloca la botella de vodka –por ejemplo- en los ojos y se vuelca. De ese modo el alcohol entra en contacto directo con la retina, lo que provoca un efecto eufórico inmediato (lo que los jóvenes llaman “subidón”). Los efectos del alcohol se duplican en intensidad y rapidez, pero también se sufre un intenso dolor y escozor en el globo ocular. La verdad, hay que ser idiota. Pero idiota de verdad.
Lo que no saben estos adolescentes es que, además de pillarse un “ciego”, podrían quedarse ciegos. Esta peligrosa moda puede deteriorar el ojo y la vista de forma irreversible hasta derivar en una ceguera definitiva, según los médicos. Pero eso no parece importarles. Si no les echaba para atrás la amenaza de morir cayendo al vacío, ¿por qué habría de hacerlo perder la vista para siempre?
Esta es la triste juventud que guía nuestro mundo. La que debe recoger nuestro testigo y seguir progresando. Quién sabe, igual es mejor que ocurra lo que decían los mayas, y en 2012 todo esto se acabe. Cualquier otra posibilidad es prolongar lo inevitable.