Aunque las autoridades germanas no han querido darle excesiva importancia, lo cierto es que Angela Merkel debe estar hoy más preocupada que hace una semana. Alemania solo pudo colocar este miércoles el 62% de los 6.245 millones de euros en bonos a diez años que sacó a subasta. Cierto es que la reacción de los inversores puede ser debida a la escasa rentabilidad de los títulos del Bundesbank, que bajaron por primera vez del dos por ciento hasta el 1,98%. Pero tampoco podemos olvidar que hace apenas unos días Alemania colocó en subasta cerca de 3.800 millones de euros en bonos a seis meses a un tipo del 0,08%, su interés mínimo desde la entrada en vigor del euro. En aquella ocasión la demanda del mercado prácticamente multiplicó por dos la oferta estatal. Pero ayer casi un 40% de deuda se quedó sin comprador.
No es que la situación sea alarmante. Al menos, de momento. Muy lejos quedan aún países como Grecia o España, que han llegado a subir sus tipos hasta más del 7% con tal de colocar deuda soberana. Pero Merkel no está acostumbrada a que sus subastas sean desastrosas. Y ya hay expertos, como Ralf Umlauf, del banco público regional Helaba, que consideran lo ocurrido como una “moción de censura contra el conjunto de la eurozona”.
Mal van las cosas cuando el motor de la locomotora de Europa empieza a dar síntomas de poder griparse. Cualquier pequeño bache repercute en los que van en el resto de vagones, con efecto multiplicado. Y más aún en los ocupantes de los vagones de cola, como es el caso de España. Como en una autopista en hora punta, un frenazo en la cabeza puede implicar un parón completo unos metros más atrás. Y, como en las películas del oeste, si el tren no puede con todos es posible que haya que empezar a desenganchar vagones, en lugar de seguir echando carbón a una caldera que cada vez está más saturada.
La crisis no entiende de fronteras. Y el cielo de la economía alemana, llamada a liderar la recuperación europea, empieza a estar salpicado por algunas nubes. Si llega el momento en que Merkel tenga que sacar el paraguas, más vale que el resto nos pongamos a cubierto.